Sin embargo, este aumento del consumo en red también ha servido para abonar el terreno de los ciberdelincuentes. Desde el acoso hasta las estafas, los malos se aprovechan más que nunca de las posibilidades que ofrece Internet.
14 de marzo de 2020, España entra en estado de alarma por la pandemia. Los casi 47 millones de ciudadanos del país ven como, de un día para otro, toda su vida cambia radicalmente con una crisis sanitaria sin precedentes, la economía mundial en parálisis y el confinamiento domiciliario como única herramienta para frenar la expansión del coronavirus.
En este punto, Internet se convierte en el único flotador para familias y empresas que ven cómo los hogares se transforman en oficinas y espacios de ocio. Tanto es así que el tráfico de internet aumenta un 50 por ciento desde marzo del año pasado con máximos históricos coincidiendo con los meses duros de la cuarentena, según un informe de Acierto.com. La tendencia, no obstante, se mantiene y demuestra que la dependencia hacia el medio cibernético es ya irreversible.
Así, dos de cada cuatro españoles afirma aprovechar más ahora las posibilidades de la red y usar más aplicaciones y programas que antes de la pandemia. Esto incluye el uso de la firma electrónica, las apps financieras y las videollamadas, por ejemplo. Este año casi el 50 por ciento ha realizado una, y ahora uno de cada cuatro las hace a diario.
La compra online ha sido otra de las grandes beneficiadas de la revolución Covid. Según los datos analizados por la plataforma, tres de cada cuatro hogares han realizado compras a través de Internet durante todo este tiempo y el 70 por ciento asegura que mantendrá este hábito de ahora en adelante. Los Electrónica, moda, material deportivo y libros copan los intereses de los españoles consultados.
El ocio también encontró refugio en la Red, gracias a los contenidos por y el uso de las redes sociales. Los expertos consideran que 2020 fue el año del streaming por la infinidad de series, películas, juegos y videollamadas que realizamos, y resaltan el aumento del uso de las redes sociales: un 27 por ciento más respecto a los meses prepandémicos.
Por no hablar de la adaptación de la empresas a Internet en tiempo récord mediante la digitalización y el teletrabajo. En el caso de las pymes, alrededor del 70 por ciento han digitalizado parcial o totalmente su estrategia -frente al 14 por cien que ya lo había implementado- y lo que es más importante: casi ocho de cada diez de ellas considera que la actividad online seguirá siendo básica para mantener su negocio de ahora en adelante y un porcentaje elevado optará por facilitar el teletrabajo para afrontar posibles imprevistos.
Pero como en toda historia, existe una cara B. En este caso los problemas directamente relacionados con el mal uso de la red, desde el incremento del ciberbullying hasta los ciberataques a empresas y estafas a particulares.
Según el informe de Acierto.com, el 88 por ciento de los padres cree que el confinamiento y la pandemia han sido un detonante para nuevas formas de acoso y 3 de cada 10 han sido informados de algún caso de este tipo en el centro de sus hijos en el último año. Además, el 95 por ciento de los españoles afirma que las redes sociales e internet son nuevos medios para acosar y que han agravado el bullying, y que dificultan la gestión por parte de los profesores.
En el otro plano, el de las empresas, destaca el aumento de las estafas online, el phishing y el malware.
Una de las más repetidas en Baleares es la conocida como la 'estafa del CEO', un ciberataque perfectamente diseñado contra una empresa concreta.
Los ciberdelincuentes escogen a las víctimas: por un lado, el máximo responsable o un alto directivo de la empresa y por otro, la persona encargada de los pagos. Una vez detectados, los estudian en profundidad y recaban toda la información acerca de sus vidas y trabajo para poder hacerse pasar por ellos con la máxima credibilidad posible: datos personales, lenguaje y forma de expresarse, directrices previas, labores que desarrolla y personal que contacta, calendario...
Posteriormente, se marcan el momento idóneo para actuar que suele coincidir con un período en el que el jefe está menos operativo o directamente desconectado. De este modo evitan que se percate de las comunicaciones y denuncie ante las autoridades.
Es entonces cuando los delincuentes se ponen en contacto por e-mail con la persona encargada de los pagos y le solicitan una transferencia bancaria urgente a una cuenta diferente a la habitual. El empleado se fía y presionado por las prisas del que cree que es su jefe, cae en la trampa.
Otra de las estafas es la denominada 'man in the middle', mediante el cual los delincuentes acceden a los correos electrónicos de empresa y cliente y visualizan sus conversaciones.
Una vez detectada una transferencia inminente, los estafadores suplantan el e-mail de la empresa que debe recibir la transferencia y mediante una dirección prácticamente idéntica -con cambios residuales como una simple letra- les hacen llegar un número de cuenta bancaria que les beneficia a ellos y no a la empresa.