Nadal: "Puede que Juan Carlos se haya equivocado, pero debemos recordar lo que ha hecho por España"

En una extensa charla, el número 2 del ránking mundial ha explicado los motivos por los que sigue residiendo en Mallorca, a pesar de que podría tener la posibilidad de residir fuera de España y pagar menos impuestos. Al respecto, ha incididido en que es "español", y ha asegurado que está "feliz de serlo. Por supuesto, cuando llega la factura de impuestos, estoy un poco menos feliz. Pero tuve la suerte de nacer en un país con muchas virtudes, lo que me dio una buena vida". Nadal ha destacado qu se siente "profundamente manacorí, mallorquín, español y europeo. Y me siento cuatro veces afortunado".

El tenista también elude la pregunta de si cree en la existencia de Dios, y se limita a apuntar que "no lo sé, y no me lo pregunto. Para mí lo importante es portarme bien, ayudar a los que lo necesitan. Creo en la buena gente. Y si Dios existe, será maravilloso".

En un ámbito más estrictamente deportivo, Nadal se mostró todavía sorprendido por haber conquistado este año su decimotercer título de Roland Garros. Sobre la posibilidad de que, en el futuro, algún jugador pueda igualar su record, el deportista balear ha remarcado que si le ha ocurrido a él "le puede pasar a otro". En torno a su personalidad, ha recalcado que se considera "una persona normal, con mis incertidumbres y mis miedos", aunque ha enfatizado que nunca tiene "miedo a perder, eso jamás. Otra cosa es que piense que puedo perder. Lo pienso todos los días, contra cualquier rival, y esto me ayuda mucho".

"NUNCA HE DESTROZADO UNA RAQUETA. SOY YO QUIEN ME EQUIVOCO"

También tiene claro que no es su pretensión buscar enemigos en la pista. "Cultivar enemigos me cansa. Nunca me he permitido intimidar a un rival", advirtió, y explicó por qué nunca ha destrozado una raqueta. "De niño me enseñaron que eso no se hace. Soy yo quien me equivoco, no la raqueta", recordó.

Además, el tenista balear desveló la importancia de sus 'tics' durante los partidos. "No soy supersticioso; de lo contrario, cambiaría el ritual con cada derrota. Ni siquiera soy esclavo de la rutina: mi vida cambia constantemente, y competir es muy diferente a entrenar. Lo que la gente llama 'tics' es una forma de poner mi cabeza en orden, yo que soy muy desordenado. Es la manera de concentrarse y silenciar las voces internas, para no escuchar la voz que me dice que voy a perder, o que, más peligroso aún, me dice que voy a ganar", apuntó.

"CUANDO ME RETIRE, ME DEDICARÉ A LOS NIÑOS"

Nadal aclaró que sabrá escuchar a su cuerpo cuando se acerque la retirada. "El tenis es un deporte de la mente, no es matemática. Cuando llegue el momento, lo sabré", indicó. Sobre su futuro, ha indicado que su plan pasa por dedicarse "a los niños. Nuestra fundación ayuda a los pequeños en riesgo de exclusión social: proporciona alimentación, educación, deporte... Luego tenemos el proyecto 'Más que tenis', veinte escuelas en España para niños con discapacidad. Y trabajamos en la India para enseñar inglés e informática a los más jóvenes".

Por otra parte, el manacorí confesó que la crisis de juego y resultados que sufrió en 2009 coincidió con la separación de sus padres, y recordó otro duro momento en sus comienzos: "A los 19 años, acababa de ganar el primer Roland Garros y me dijeron que ya no podría jugar por una malformación en mi pie izquierdo. El dolor era tan fuerte que me entrené golpeando el balón sentado en una silla en medio del campo. Luego me recuperé, gracias a una plantilla que cambió la posición del pie, pero se me inflamaron las rodillas".

"LA PANDEMIA ES EL MOMENTO MÁS DIFÍCIL DE NUESTRA VIDA"

Sin embargo, pudo superar este contratiempo "con mentalidad positiva, transformando la fragilidad del cuerpo en fortaleza mental. Tarde o temprano, las cosas encajarán. Debemos prepararnos para resistir, porque no hay otra solución". También reconoció que lloró "desesperadamente, durante una hora y media" tras la derrota en la final de Wimbledon 2007 ante Roger Federer. "A veces la desilusión es terrible, aunque solo sea un partido de tenis. Lloré de dolor cuando, en la final del Abierto de Australia con Wawrinka en 2014, me lesioné la espalda después de ganar el primer set. Perdí, pero completé el partido, porque uno no se retira de una final de 'Grand Slam'", expresó.

Sobre la pandemia de coronavirus, Nadal se mostró especialmente preocupado por su familia. "Todavía soy bastante joven, sigue respondiéndome el físico. Sin embargo, si me contagio, puedo derivar la infección a personas de riesgo. Estoy preocupado por mis padres, por mi familia, por mi comunidad. Es el momento más difícil de nuestra vida. Por eso es hora de luchar por cosas mucho más importantes que un partido de tenis. Debemos cultivar la confianza", aseguró.

Por ello, Rafa Nadal anima a superar la crisis "con respeto hacia nosotros mismos, hacia nuestros seres queridos, hacia los demás. Y con responsabilidad y lógica. La gente muere a causa del virus, pero también pueden morir de hambre. El golpe a la economía fue muy severo. Necesitamos encontrar el equilibrio entre salud y trabajo, entre salud y protección social. La seguridad es primordial, pero también lo son la libertad y la dignidad", apuntó, antes de reconocer que el tenis sin público es "triste". "Faltan los colores, los gritos, la pasión", concluyó.