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Fusiones en la banca

Por José A. García Bustos
sábado 05 de septiembre de 2020, 09:07h

La fusión de los grandes bancos no ha hecho más que empezar. Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo, lleva un tiempo animándoles a hacerlo. Ahora ha sido el turno de Bankia con Caixabank pero no serán los últimos.

La baja rentabilidad de los últimos años requiere medidas drásticas para ahorrar costes y eso es lo que pretende el proceso de fusiones que acaba de iniciarse. Sobrarán oficinas y el cierre se traducirá en menos gastos de alquiler y también de personal. Las fusiones tienen un coste social en forma de un gran número de despidos.

Como ya he comentado alguna vez en esta columna, el problema de la banca, tal y como la conocemos, es crónica de una muerte anunciada.

La razón principal de la pérdida de rentabilidad (bajos márgenes operativos) viene dada por la bajada del precio de su principal actividad. Los bancos viven del dinero como producto y su negocio, como en toda actividad, es comprar barato y vender caro. La compra de dinero es tomarlo prestado de los ahorradores y la venta es darlo en préstamo a los inversores o consumidores a crédito. El precio del dinero lo marca el tipo de interés.

Cuando el tipo de interés es, como en los últimos años, cercano a cero, su margen de maniobra se reduce. Por tanto, habrán notado que, en los últimos años, los bancos han tenido que buscar otras vías de ingreso y han empezado a cobrar comisiones por casi todo: por hacer un reintegro en otra sucursal aunque sea de su mismo banco, por tener cuentas corrientes con baja operatividad, por abrir una cuenta, por cerrarla, etc.

El futuro de la banca comercial no es más halagüeño. Presenta más sombras que luces. Importantes amenazas sobrevuelan un negocio rentable hasta hace apenas unos años.

Una inmediata será, el aumento de la morosidad ante impagos por crisis económica que estamos viviendo. Incluso los créditos ICO con aval del Estado harán aumentar la morosidad puesto que existe una parte no cubierta (entre un 20% y un 40%), cuyo impago recaerá sobre las entidades financieras. A medida que pasen los meses de carencia se verá ese efecto. También sufrirán morosidad los créditos al consumo otorgados antes de la pandemia. El aumento de la cuota de mercado de las fintech o bancos virtuales sin apenas comisiones, con gran aceptación entre la gente joven es otra de las amenazas. La entrada de las grandes tecnológicas como Facebook, Google, Apple o Amazon amenaza seriamente el sector, sobre todo si lo hacen creando su propia moneda digital y aprovechando su gran masa de clientes.

Pero para quien les escribe la mayor amenaza para la banca comercial vendrá de más cerca. Será por parte de los bancos centrales. Sí, aunque suene raro. La creación de una moneda digital por parte de éstos dará una estocada a la banca tradicional, al menos tal y como la conocemos hoy.

En la actualidad se está dando una carrera frenética para ver qué banco central será el primero en todo el planeta en emitir su moneda digital basada en la blockchain. China parece llevar ventaja. Son proyectos que adquieren las cualidades de la cadena de bloques que les interesa pero obvian otras definidas en el whitepaper de bitcoin, primero caso de éxito en dar un uso económico a la cadena de bloques que ha servido de “inspiración”. Las monedas digitales de los bancos centrales serán proyectos centralizados y controlados en los que cada ciudadano tendrá directamente una “cuenta” en dichas entidades sin necesidad de pasar por los bancos comerciales. Se cargan la privacidad que ofrece bitcoin y la blockchain en su definición original. A partir de ese momento, todos nuestros movimientos serán conocidos y monitoreados, significando un gran retroceso de la privacidad.

Estas monedas, llamadas CBDC (Central Bank Digital Currencies) también van a torpedear la línea de flotación de las compañías emisoras de tarjetas de crédito ofreciendo pagos inmediatos y baratos a través del móvil.

Cuando los bancos centrales emitan este tipo de monedas, los bancos comerciales perderán gran parte de sus funciones. Las cuentas ya no serán corrientes y pasaremos a tener billeteras o wallets. Es un cambio de paradigma. Según el Gobernador del Banco de España los tres principales roles de los bancos comerciales, en ese nuevo entorno, pasarán por: ser custodio de los activos digitales de los particulares, proveer billeteras digitales o facilitar el funcionamiento del nuevo ecosistema, por ejemplo, otorgando créditos.

Algunas ventajas del nuevo sistema bancario serían, según un informe del Deutsche Bank, que se evitarían los pánicos bancarios y, por tanto, pasarían a ser cosa del pasado los rescates bancarios. Pero, sobre todo, se eliminaría la creación de dinero de manera desorbitada con base en la reserva fraccionaria que permite a los bancos comerciales ser los principales creadores de dinero a través de los préstamos concedidos, manteniendo un porcentaje bajo de los depósitos en custodia.

Estamos hablando de un escenario a pocos unos años vista pero el panorama de la banca comercial o minorista, entre los que se encuentran los bancos recientemente fusionados (Bankia y Caixabank) o los que probablemente vayan a hacerlo (Santander, BBVA y Sabadell) se presenta incierto. Al final quedarán pocos jugadores.

El hecho de que tras la fusión hayan subido las cotizaciones de los valores en Bolsa es un espejismo. La banca tradicional tiene un gran reto por delante aunque, como siempre digo, las crisis presentan oportunidades.

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