Tres víctimas mortales, concretamente dos militares estadounidenses y un tercero de nacionalidad británica, es el balance de un ataque con cohetes contra una base militar en Irak. Esta ha sido la agresión bélica más importante de los últimos años contra una instalación militar ocupada por soldados norteamericanos, y constituye una nueva vuelta de tuerca en la escalada en la tensión entre la coalición internacional de la que forma parte Estados Unidos y los combatientes iraníes.
La reacción de las fuerzas aliadas una vez consumado el atentado no se hizo esperar y se produjeron bombardeos aéreos en localizaciones situadas en la frontera entre Irak y Siria, con el resultado de la muerte de 18 paramilitares iraquíes.
Desde finales del pasado mes de octubre, se han producido ya 22 ataques a posiciones de la coalición internacional en Irak, atribuidos a combatientes que apoyan a Irán en su encarnizada batalla contra los intereses norteamericanos.