En la crisis de Thomas Cook, los trabajadores de hostelería vuelven a ser los sacrificados
lunes 07 de octubre de 2019, 22:36h
Los expedientes de regulación de empleo que ya se han diversificado en varios hoteles de las islas orientales, obligan al Gobierno canario a actuar con mayor cautela y rigor en la aplicación de su “plan de choque” para amortiguar los efectos de la quiebra de turoperador Thomas Cook
Las prisas de la patronal para proceder al despido temporal o definitivo de las plantillas de los hoteles presuntamente afectados, para Intersindical Canarias resulta una terapia antisocial para afrontar los efectos que la presente crisis va a tener en la defensa de los empleos en un sector del que depende casi el 40% de los puestos de trabajo de Canarias. Es por ello por lo que Intersindical opina que cualquier ayuda pública a la patronal turística debe estar condicionada al mantenimiento de su plantilla laboral y a no agravar las pésimas condiciones laborales en el sector. Llama la atención que la intervención de los actuales gobiernos de Canarias y España, vuelvan a estar más interesados en mantener los beneficios empresariales que en defender los puestos de trabajo en un territorio donde el desempleo y la pobreza continúa haciendo estragos en nuestra sociedad.
El reparto de bonificaciones, o cualquier otra medida dirigida a compensar las pérdidas empresariales, tendrán que ir previamente acompañadas de una labor inspectora y de contraste de la situación real de las empresas presuntamente afectadas por la quiebra de Thomas Cook, y que tales compensaciones no sean utilizadas por la patronal para practicar la picaresca. Hay que recordar que el uso de dinero público en forma de ayudas, van a tener luego un efecto restrictivo en la disponibilidad presupuestaria para atender las necesidades del conjunto de los ciudadanos.
La situación creada por la crisis de este gigante turístico, ha puesto a la luz que la industria hotelera del Archipiélago adolece de cualquier estructuración racional y solvencia para enfrentarse a los múltiples imprevistos de un sector cambiante y de extrema dependencia exterior, que vuelve a poner sobre el tapete la realidad colonial de Canarias. La conocida y demostrada filosofía de amasar beneficios en el menor tiempo posible ha llevado al sector empresarial a despreciar cualquier medida preventiva frente a situaciones anunciadas como la crisis de Thomas Cook, pero también a consolidar la brutal explotación de los trabajadores, caracterizada por abusivas condiciones laborales y bajos salarios.
Los demás ingredientes de la actual inestabilidad del sector hay que buscarlos en que la polítia de ofertas de camas no cuenta con la suficiente diversificación al estar controlada por escasos turoperadores que, como Cook, ejercen a la vez de operador turístico y compañía aérea. Además, frente a la actuales limitaciones de conectividad aérea, se hace necesario la búsqueda de alternativas a la actual monopolismo que lastra al sector, entre ellas la aplicación incluso la denominada quinta libertad de acceso aéreo a un país tercero, ello independientemente de que a Canarias no se le reconozca aún soberanía para ello. En las presentes circunstancias, la privatización de la empresa pública, AENA, ha supuesto nuevos y más inconvenientes en las opciones de conectividad de Canarias con el exterior.
La presente crisis turística como segura antesala de otras futuras, vuelve a resaltar la necesidad de iniciar sin más demora una imprescindible diversidad de la economía canaria ligada a un modelo más sostenible, tanto más necesario cuando, también la mayoría de los visitantes a Canarias ponen en valor en medio natural. Por último, es de lamentar que utilizando como pretexto la crisis del turoperador británico, el actual gobierno de desdiga de la aplicación de la tasa turística o ecotasa, medida a la que se habían comprometido los partidos que ahora forman el gobierno.