Jodida semana… La de cosas extrañas que han acontecido. Me sale fuego de la neurona, no puede procesar tanta tontería. De la maldad, ya ni les cuento. Acompáñenme en esta, mi particular regurgitación semanal.
Siempre he encontrado muy cómicos a los nazis. Creo que son una adorable panda de tarados, fuente inagotable de chistes y chascarrillos de mal gusto. Los comunistas soviéticos no le van a la zaga, oigan. La mofa aria de la semana nos llega de dos elementos que no hubieran ni durado 30 segundos en Dachau. Seguro que lo han leído. Adam Thomas y Claudia Patatas son dos chiquinines británicos que han tenido a bien reproducirse por aquello de perpetuar la raza superior. Y a su churumbele lo han bautizado Adolf Hitler. A un juez de Birmingham la cosa no le ha hecho ni puta gracia y les ha cascado seis años de cárcel a cada uno. A un amigo que pasaba por allí, y que algo debe de tener que ver con el bautizo, le han caído cinco años. Estas cosas son serias en Inglaterra. Allí —si no yerro y han cambiado las cosas— siguen prohibidos los emisores de radio de onda corta desde la Segunda Guerra Mundial. Lo del espionaje no es broma. Adolf Hitler Thomas Patatas…. Lo de los apellidos es malicia innecesaria. Está todo dicho, no haré más chistes al respecto. No me imagino qué cara hubieran puesto de haber recibido la felicitación navideña que me ha hecho llegar gentilmente la Embajada de Israel…
El despiporre máximo lo he leído este viernes. Resulta que el entrañable Iñaki Urdangarín está en Brieva más solo que un vegano en una barbacoa tejana y tiene que hacer algo para pasar el rato y no perder la figura de chicarrón del norte. El duque destronado le ha pedido al señor juez que le deje utilizar su bicicleta estática, la suya, no la del magistrado, que tampoco hay tanta confianza y recordemos que está en el trullo por coger lo que no era suyo. Le han dado permiso, así que Iñaki ya puede pedalear sin moverse del sitio, travelling without moving, como Jamiroquai. Con la de problemas que le han dado las bicicletas y lo que le gustan… Y no, no es una inocentada del próximo día 28 de diciembre.
Tampoco es una inocentada la megaparty que se han montado Pedro y Quim, compañeros inseparables, en Barcelona. Allí no ha habido bicicletas, pero nazismo… Pedro Sánchez, alias el Pingüino —por lo de caminar con los pantalones bajados hasta los tobillos— ha sido objeto del insano deseo de Quim Torra Thomas Patatas. A eso lo llaman diálogo… Yo lo llamo sodomía bíblica. No voy a detallar todo cuanto ha acontecido en el cuarto oscuro de la minicumbre ni en el resopón del Consejo de Ministros. Es suficiente con citar un solo ejemplo para entender que Sánchez vendería a su prole a una red de trata de blancas por cinco minutos más de helicóptero. Por cierto, ¿tiene prole, la ha vendido ya? Buscando un gesto con los indepes ha decidido declarar nulo el consejo de guerra que llevó a Companys al paredón en octubre de 1940. Lluis Companys no es el héroe patriota y catalán de la iconografía independentista. Pero no diré por ello que debiera ser detenido por la Gestapo en Francia, extraditado a España y fusilado. Y desde luego, no defenderé la sentencia de un tribunal franquista en la inmediata posguerra. Y por todo ello considero innecesaria esta anulación, me parecen fuegos de artificio para alguien que tomó decisiones dramáticas para sus compatriotas y que murió a manos de otros compatriotas que tampoco anduvieron acertados. Y no creo que el Estado actual sea responsable de los episodios oscuros de nuestra historia. Y así, dicho esto, ya pueden llamarme facha. Veremos cuánto tarda Sánchez en darle su referéndum a Torra. Los jordis, de tan contestos que están se han puesto a comer y todo.
Como ya he hablado bastante de nazis, voy ahora con los comunistas, que vienen a ser lo mismo. Nunca les falta la hoz segadora —como a Torra y los suyos— ni el martillo para aporrear en la cabeza a los desafectos al régimen. La cosa es triste, pero me parto el culo. Me lo parto de la risa, porque el que quiera partírselo, en el sentido carnal de la cosa, en Cuba lo tiene crudo. Andan en el país caribeño redactando una nueva constitución. Y uno dirá: «caramba, están evolucionando». Anda ya, el comunismo no sabe lo que es el progreso. Muerto Fidel y con Raúl aparentemente en segunda fila, intentan hacernos creer que el pelele de Miguel Díaz-Canel dirige el país… Resulta que la comisión encargada de redactar la nueva constitución está dirigida por —redoble de tambor— ¡Raúl Castro! Toma I+D+I. El nuevo futuro cubano de regusto jurásico pasa por la gerontocracia roja. Raúl ha dicho que, de eso de incluir el matrimonio homosexual en la carta magna, nada de nada. «Con lo que le gustaba al Che ajusticiar a mariquitas, ahora nos vamos a poner LGTBI», habrá pensado. Todo el mundo sabe que si a los «invertidos» los putean en Cuba es por culpa del bloqueo estadounidense, que los yanquis son muy malos, carajo.
Sería interesante saber qué cara se le queda a los del tripartito de Cort, todos tan gay friendly, después de llevar a Cuba la silla de Maceo. Tengo el mayor respeto por Maceo, pero si llego a formar parte de la comitiva oficial hubiera dejado un discreto grafiti en la silla, ahí gravado en la madera: «Maceo era maricón». Lo hubiera negado todo para cargarle las culpas después a algún regidor. Joder, las risas que nos hubiéramos echado.
Holaaaaaa, hola… ¿Hay alguien en Podemos? ¿Vamos a declarar persona non grata a Raúl Castro como hicimos con Donald Trump?
Sí, ha sido una semana de grandes dramas de los que prefiero no hablar. Y de astronómicas paridas. Entenderán que siendo una mierda el mundo —lo es, no lo duden— prefiera reírme. Como decía hace años mi querido Mike Muir: «¿cómo podré reírme mañana si hoy apenas puedo sonreír?». Riamos mientras podamos, aunque sea con una negra carcajada.
Quieran y déjense querer. Feliz Navidad.
Si (
No(
