Tal día como hoy, hace 52 años, se produjo uno de los mayores misterios del mundo del celuloide, la muerte de Norma Jeane Mortenson, conocida universalmente como Marilyn Monroe.
Tildado como un suicidio (que todavía hoy pocos se creen), la joven actriz fallecía como consecuencia de una sobredosis de barbitúricos, dejando tras de sí una estela de películas memorables y una lista de amantes igual de memorable, entre los que se encontraban el dramaturgo Arthur Miller, el deportista Joe DiMaggio y los más conocidos del clan Kennedy, los hermanos John y Robert, a quienes se ha vinculado repetidamente con la muerte de la estrella.
Durante su truncada carrera, Marilyn conquistó al gran público con sus curvas y su pretendida ingenuidad, que, según sus más íntimos, extrapolaba a su vida personal.
Para el recuerdo quedan interpretaciones memorables como en la película ‘Niágara’, donde compartía planos con Joseph Cotten, ‘Cómo casarse con un millonario’, junto a Lauren Bacall, ‘La tentación vive arriba’ o ‘Con faldas y a lo loco’, quizás su mejor película, con la que logró alzarse con el Globo de Oro a la Mejor Actriz de Comedia o Musical .
En el momento de su muerte se encontraba en pleno rodaje de ‘Something’s Got to Give’, de George Cukor, en la que pretendía que fuese su consagración como actriz seria.
Lamentablemente, su personalidad débil y voluble le convirtió en esclava de su fama, y una infame noche de agosto su luz dejó su cuerpo para iluminar por siempre el firmamento del cine.