Olvídense de pretextos baratos. Cuando alguien les pregunte, no se les ocurra confesar que van al fútbol con los amigos, a partir de ahora lo que hay que responder es que están cumpliendo con su agenda deportiva. Y si, en cambio, lo que les apetece es ir de shopping, entonces será mucho más elegante indicar que se trata de su agenda comercial. Y así.
Auténticos genios de la imagen y hasta del lenguaje rodean al presidente del Gobierno, al punto que esta vez no han necesitado siquiera consultar a la RAE, sino que directamente nos han endosado lo de la 'agenda cultural' para justificar que Sánchez y su mujer hicieran uso privado del avión presidencial para ir a un concierto a Castellón de la banda tejana The Killers, parece ser, además, que con doble trayecto del Falcon, que regresó a Madrid y volvió para recogerlos. Nos sobra la pasta.
Y, pásmense, no se ha escuchado ni una sola crítica de los suyos, algo alucinante con solo ponernos a imaginar lo que la bancada izquierdista hubiera vomitado a los medios si, en vez de una ocurrencia del bello Sánchez, la 'agenda cultural' hubiera sido cosa de su predecesor, al que, honestamente, tampoco veo mucho en un concierto de rock alternativo. A Rajoy quizás le encajaría más uno del Dúo Dinámico. Pero, para el caso, es lo mismo.
¿Qué será lo próximo? Pues no descarten ver a nuestro apuesto primer ministro ir a ver Mamma Mía 2 con sus hijas en el Rolls-Royce de Franco, escoltado por el escuadrón motorizado de la Guardia Real. Es una verdadera lástima que ya no dispongamos de aquello tan pintoresco de la 'guardia mora', que protegía al dictador en los años cuarenta con vistosos uniformes coloniales, pues quedaría fetén, y hasta sus socios de Podemos le aplaudirían semejante gesto de integración de las minorías.
Franco, pese a ser un gran cinéfilo, no acostumbraba a ir a las salas de cine, porque cuenta la leyenda que se hizo instalar uno para él solito en El Pardo, donde podía sortear sin problemas la pacata y perversa censura que sufrían el resto de los españoles, no fuera cosa que vieran una teta y se produjeran disturbios. Eso sí, seguramente esperaba a que su esposa estuviera rezando el rosario para poder admirar las voluptuosidades de Rita Hayworth en Gilda sin que hubiera malas caras. Y, si doña Carmen le preguntaba durante la cena que qué había hecho esa tarde, el general lo mismo le contestaba, con su aflautada voz, que solamente se había dedicado a su agenda cultural, con lo que la primera dama de los collares quedaba satisfecha. Puestos a elucubrar, la excusa de la 'agenda cultural' para sacarle de un apuro le encajaría a Franco como un guante, al igual que le sucede a Sánchez.
El socialismo se ha vuelto muy raro e inextricable, pues lo mismo ampara a un tipo como el uruguayo Pepe Mújica, que siendo presidente cumplía con su 'agenda cultural' en un escarabajo destartalado de su propiedad, que a nuestro presidente, que se orina en las estrecheces económicas de sus votantes para darse un homenaje. Con un par.