Un Gobierno responsable, llegados a este punto, adelantaría las elecciones. No tiene que ser fácil dormir con el peso de tanta responsabilidad, porque una cosa es gobernar un País y otra muy distinta gestionar el día a día de una esquizofrenia colectiva.
Meter en prisión a todo el que se mueva puede contentar a quienes piensan que sólo es posible calmar los ánimos a fuerza de privación de libertad, pero nada más lejos de la realidad, porque la tensión generada crecerá de forma exponencial y, pese a que puede que en un momento dado, quede aletargada, tarde o temprano renacerá.
No soy partidaria casi nunca de adelantos electorales, sin embargo en este momento, creo que es la maniobra más práctica que podría realizar el Gobierno, más que nada para evitar perder el tiempo un año más. Esta demostrado que, con las fichas que le han tocado a cada uno en esta partida, no habrá grandes sorpresas, ni novedades que realmente valgan la pena, por ello sería mejor pasar página lo antes posible y volver a repartir las fichas.
Y es que si realmente podemos permitirnos este bloqueo institucional un año más, es que vamos sobrados en todos los aspectos. El PP debería aceptar que el fracaso en Catalunya no es el fracaso de los independentistas tan sólo sino el suyo propio. Una legislatura que acaba con tantos políticos en prisión (sean del partido que sean), es una legislatura para ser recordada en los libros como una de las épocas más tétricas de nuestra historia política. La gelatinosa estela de la Inquisición nos perseguirá siempre porque la llevamos en los genes.
Y tanto es así que el PP no solo no adelantará la cita electoral, sino que además dentro de un año, en vez de dedicarse a rascar votos del centro izquierda lidiando con el PSOE, se dedicara a rascarlos de su propio costal lidiando a muerte con CIUDADANOS. Que pena que la historia este escrita con tanto tiempo de antelación porque eso demuestra que al menos de menos, tardaremos en encontrar a alguien que realmente nos pueda sorprender de nuevo gratamente.