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Mi jefe es un paranoico

sábado 24 de febrero de 2018, 11:25h

Si observas que tu jefe es muy desconfiado y realiza ímprobos esfuerzos en dividir a los subordinados, no es una actitud natural.

Si convoca pequeñas reuniones, con interlocutores distintos, a los que traslada una versión bien cuidada, confidencial y diferente según los participantes, no lo consideres normal.

Si muestra grandes limitaciones para delegar, provoca que las decisiones pasen por él y crea una sensación de permanente auxilio, no te creas que está para ayudar.

Si está obsesivamente interesado en preguntar a los profesionales que están bajo sus órdenes que hacen, donde han ido, o con quien han estado, no lo interpretes como una muestra permanente de ayuda.

Si recoge información de todos y la canaliza de forma selectiva provocando curiosa y casualmente que un profesional se pelee con otro, no te confundas, no es una situación fortuita.

Si implica a un tercero para que se enfrente con el segundo, de forma aparentemente accidental, no lo atribuyas a la casualidad.

Si te hace llegar, de forma repetida, que quiere facilitar la participación y obliga continuamente que se le consulte la toma de decisiones, no lo confundas con un ejercicio de responsabilidad.

Si la tensión entre los miembros de un grupo es evidente y no responde a la voluntad ni a los intereses de las partes en discusión, no se lo imputes a ellos.

Si realizas tu actividad laboral en un entorno jerarquizado en él que se impide la colaboración estrecha y sana entre las partes, se sustrae información básica para mejorar los resultados y superarte individual y colectivamente, estás en una organización con un liderazgo patológico.

Si te encuentras ante un líder que no permite que su equipo se aglutine. Que no delega. Que genera tensión. Que vive ante la inconsciente y permanente sensación de amenaza. Que interpreta las aportaciones positivas como “quiere mi puesto”. Estate alerta.

Probablemente te encuentras ante una verdadero paranoico. Para nada refleja mi situación. Sin embargo, no descarto que en algún momento de mi actividad profesional la haya podido vivir. Si es la tuya, protégete. Debes resguardarte. Son potentes acosadores laborales.

A diferencia del psicópata, que lo hace para manipular, el paranoico lo hace para disminuir su percepción de amenaza. El psicópata disfruta de la tensión, el paranoico la sufre.

Son personajes cargados de complejos y se sienten amenazados. Pueden albergar una percepción permanente que se está intrigando contra ellos. Enfrentar a la gente es una de sus armas. Quieren hacerte sentir mal y bajar la autoestima. Por encima de todo, te intentarán aislar.

Cuanto más brillante y más valiente seas, más acentuarás unas paranoias que pueden haberse consolidado durante décadas. Cuanto más proactivo seas, más desequilibrarás su rasgo de personalidad.

Al final se estancan. Disuelven las expectativas personales, aumentan el malestar del grupo y acaban hundiéndose en sus contradicciones. Cuando se descubre que la situación tiene que ver directamente con el líder, el paranoico logra que se cumpla su propia profecía. Se autodestruye.

Mientras tanto déjate llevar por la ilusión, por la superación personal y por la mejora de los resultados de la organización. Contribuye al buen clima laboral. Es un potente salario emocional y un importante factor de fidelización del talento.

Afecta tanto a las organizaciones públicas como a las privadas, con efectos devastadores. Sobre las personas, representa un verdadero calvario al que muchos sucumben.

Abríguense y a disfrutar.

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