Existe un barrio pobre en Girona, feudo de independentistas y domicilio hasta el exilio de Carles Puigdemont, que se ha declarado en guerra contra el separatismo. Su nombre es Vilaroja y está habitado por descendientes de emigrantes andaluces cuando Cataluña necesitaba de manos para prosperar y les abría los brazos para acogerlos.
Cerca de un millón de andaluces emigró a Cataluña entre los años 50 y 60 del siglo XX. Con los años, ambas culturas coexistieron y los descendientes de aquellos recién llegados, tomaron caminos muy diversos.
Entre esos nuevos catalanes se encontraba la abuela del ex President Carles Puigdemont, la jienense aunque hija de almerienses, Manuela Ruiz Toledo, de la que se enamoró su abuelo materno. Lo mismo ocurrió con los padres de Gabriel Rufián, una granadina y un jienense que vieron como la próspera Cataluña les acogía y les daba el trabajo que no encontraban en su tierra.
Los antepasados de la resistencia gerundense también encontraron acogida en esas tierras. Sin embargo, en contraposición a los anteriores, mantuvieron el amor a sus raíces españolas y pretenden hacerlo ver a todo el mundo colocando en la entrada del barrio una gran pancarta rojigualda con el mensaje: “Bienvenidos a España”.
Dicen que hasta Puigdemont, probablemente haciendo gala de un ADN andaluz de hace tres generaciones, ha bailado sevillanas en el barrio de Vilaroja durante la época de elecciones a la alcaldía de Girona ¿Lo hacía por votos o realmente se le encendía la llama andaluza que lleva dormida en su interior? Lo cierto es que me cuesta visualizar esa imagen lúdico festiva del ex President. ¿Tendrá razón Wikipedia cuando le define como político y periodista español? Vikipèdia enmienda la plana a su hermana mayor, señalándole como político y periodista catalán. Pero catalán y español no es incompatible, ¿no? Eso dicen los de Vilaroja y un poco más de la mitad de los catalanes. Veremos que dicen las urnas el próximo jueves 21-D. Apuesto a que, aunque por poco, los unionistas superarán en voto a los separatistas. Otra andaluza, jerezana para más señas, Inés Arrimadas García y el partido que encabeza, se imponen en las encuestas tanto en votos como en escaños.
El resultado electoral en el barrio “galo” de Girona está claro. Si saliera lo contrario y ganaran los independentistas la resistencia de Vilaroja se pondría en marcha y declararían la independencia a los independentistas. Y, aunque en minoría, prepararían pócimas para hacerse fuertes y vencer las hordas catalanas que quisieran conquistarles. Y es que nunca llueve a gusto de todos.
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