La Vocalía de Género e Igualdad del Colegio Oficial de Psicología de Santa Cruz de Tenerife recuerda con dolor a todas las víctimas, mujeres y niños, así como a los y las supervivientes, ante el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
Matilde, Jessica, Raquel, Laura, Blanca…son algunos de los nombres de las, al menos, 45 mujeres asesinadas en nuestro país a lo largo de 2017, víctimas mortales de la violencia de género.
Antonio, Marta, Kevin…pueden ser los nombres de los hijos que este año se han quedado huérfanos y se han convertido en víctimas de la violencia machista, porque quienes se creían dueños y señores de sus madres decidieron que éstas no debían vivir.
Ante el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, millones de mujeres y hombres en todo el mundo levantamos la voz para condenar todas las violencias contra las mujeres, sorprendidos de que las cifras no disminuyan, a pesar de dotarnos de instrumentos legales que pueden hacer frente a esta situación.
Desde la Vocalía de Género e Igualdad del Colegio de Psicología de Tenerife nos preguntamos ¿qué no estamos sabiendo ver en esta realidad de la violencia machista?, ¿qué respuestas aún no hemos sido capaces de generar de una vez por todas para paliar esta situación insoportable? Parece evidente que no estamos sabiendo tocar las teclas de una educación en igualdad. Y no nos referimos sólo a la educación escolar, sino a la que reciben niños y niñas desde el momento de su nacimiento en el seno de sus familias, donde empiezan a conformarse las miradas y los conceptos sobre lo femenino y lo masculino.
Además de recordar con dolor a las mujeres que ya no están, a los niños y las niñas que ya no están, y a los y las supervivientes de esta tragedia, queremos poner el acento en la importancia de la transmisión de valores y de miradas concretas en las familias. Creemos firmemente que tenemos en nuestras manos las herramientas para poder generar una sociedad más igualitaria donde nadie se sienta con poder sobre nadie. Pero esto ha de ser transmitido por los adultos que son modelo de conducta a los niños y las niñas, que absorben y copian todo lo que ven. Por eso hemos de ser extremadamente cuidadosos, no ya de lo que enseñamos con la palabra, sino de cómo nos comportamos.
Por ello, si queremos sociedades más justas, más igualitarias, con hombres y mujeres iguales, sin violencias de los unos contra las otras, hemos de ser ejemplo de convivencia, de respeto, de aceptación y de reconocimiento de nuestros derechos y libertades. Una sociedad que pretende evolucionar no puede hacerlo cuando una parte de ella se cree dueña de la otra parte, y con potestad sobre su vida. Sólo será capaz de crecer y avanzar cuando hombres y mujeres, en igualdad real, convivan sin miedos, sin sospechas, sin posesiones y sin afectos mal entendidos.
Hoy ya no están con nosotras Matilde, Jessica, Raquel, Laura, Blanca… pero sigue habiendo mujeres que viven realidades dolorosas y que nos interpelan como sociedad ¿qué respuesta les vamos a dar? No podemos quedarnos en silencio, mirar a otro lado, decir que eso no nos incumbe. Eso nos hace cómplices.
Lo que podemos hacer es levantar la voz, pero no sólo en un día señalado, sino cada día y allá donde estemos para decir que otra forma de convivencia y de relación hombre-mujer es posible. Mostrar el respeto con el ejemplo y cuestionar a quienes siguen manteniendo o reforzando los estereotipos y roles de género, que están en la raíz de las violencias contra las mujeres. Lo que podemos hacer también es exigir más medios para luchar contra esta realidad, y ser capaces de entender que esta realidad hemos de re-construirla entre todos y todas.