He pasado un par de días en Tarragona visitando a clientes de Coaching que tenemos allí y me vuelvo con un sabor agridulce debido a la situación que están padeciendo.
Como les caracteriza a mis clientes, mujeres y hombres con carisma, fuerza y constancia, están luchando en la coyuntura actual que están padeciendo. No obstante están cansados de remar, tras parecer que salíamos de la famosa crisis económica, en el año que comenzaban a remontar y a ver beneficios, nuevamente se encuentran ante un problema aún mayor y como hoy mismo me indicaba uno de ellos, su facturación a decrecido en el último semestre un 26%.
Y hay quien pensará, ¿y a mi qué? , pero el problema es mayor de lo que parece porque cuando el empresariado se resiente, todos sufrimos las consecuencias.
En otra visita hemos estado en el Soib, en el Dpto. de inserción laboral y ellos nos hablaban de que, en estos meses, se han visto desbordadas por mucho más trabajo, lógicamente situación inherente a la situación actual.
No entraré en opiniones políticas que, entre otras cosas, no tienen mucho sentido, pero si en el descalabre socio-económico que nuestros políticos están produciendo en estos momentos.
Tod@s están esperando el famoso día de las elecciones para ver como respira el pueblo catalán y rezan para que toda la población salga a votar, ya que en ese voto está las responsabilidad del pueblo de tomar decisiones y de que las cosas cambien.
Es una responsabilidad de cada uno de nosotr@s, que acabemos con la inestabilidad que se ha instaurado entre la población y en las empresas y así podamos avanzar nuevamente.
Esperemos que el año 2018, que ya comenzamos a sentir, nos deparo cambios positivos para la economía de cada uno de nosotros y el empresariado vuelva a recuperar la fuerza que ha perdido en estos meses.
Solo queda volver a tomar aliento y centrarse en lo que realmente es importante para tod@s: “salud, dinero y amor”.
Si somos capaces de establecer la economía del país, con unos cromos distintos, podremos seguir luchando por otros ideales desde la igualdad de condiciones y desde la claridad.
Como siempre, solo pedimos sentido común a nuestros políticos, el cual es, el menor de nuestros sentidos.