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Tratar la depresión es prevenir el suicidio

jueves 16 de marzo de 2017, 09:18h

El suicidio no es solo el mayor de los enigmas, como sostenía Durkheim, sino que en su mayor parte es una grave enfermedad cerebral. En mi opinión la mayor parte de los suicidios se deben a patología psiquiátrica, sobre todo a los trastornos del ánimo (trastorno bipolar con más predominancia en algunos de sus sub tipos y en la depresión mayor con características melancólicas), a la esquizofrenia, a la emergente patología dual (trastorno mental grave y consumo de tóxicos) y a los trastornos de la personalidad, en los que predomina la impulsividad y la inestabilidad emocional.

En mi parecer la evolución homínida ha predeterminado la existencia de un circuito cerebral pre suicida en cada uno de nosotros. Es decir viene integrado en nuestro genoma. Silente. Después a lo largo de nuestra biografía, si nuestro cerebro sufre graves trastornos mentales en forma de una alteración química – eléctrica en los circuitos que controlan el ánimo y que modifican determinadas conexiones cerebrales, este circuito latente puede manifestarse en forma de conductas autodestructivas.

Si existen antecedentes familiares de suicidio o antecedentes persónales de tentativas previas más riesgo. Si hay depresión grave y sentimientos de desesperanza, sentimientos culpa irracional que no puede ser reparada, consumo de alcohol, duelo reciente, ser varón y escaso apoyo más riesgo. Si coexiste depresión y enfermedades crónicas con marcada discapacidad y pérdida de autonomía más riesgo.” Muchos decían no quiero ser una carga”

Como dice el prestigioso psicoanalista vasco, el dr. Ayerra, “estamos preparados para soportar muchas cosas, pero la soledad psicológica es el peor de los tormentos, por encima de la muerte”. Si además una persona padece una depresión grave, el potencial de riesgo es muy elevado

La muerte de un familiar por suicidio es, quizás el peor duelo que se puede tener. Ni se olvida ni a veces se puede elaborar en toda la vida. La cicatriz mental es eterna. Los acontecimientos positivos que antes se celebraban se convierten en aniversarios “ killer”. La culpa, como mafia extorsionadora, okupa y parasita la vida mental de los familiares a largo de su vida. El riesgo de un duelo complicado, a modo de estrés postraumático, es elevado con un gran coste en los vínculos familiares y en la calidad de vida profundamente afectada por una intensa amargura, rabia, resentimiento y culpa. Ya no se pueden permitir ser felices.

El suicidio es previsible pero no a veces, prevenible. No siempre el suicida da pistas. La familia queda atrapada en el tsunami y el crack emocional inesperado tras la trafica muerte autoinfligida.

La evaluación sistemática sobre ideación suicida es clave, así como una entrevista específica sistematizada y protocolarizada, de los factores de riesgos suicidas.

Cuidado con los mitos culturales sobre el suicidio, ni son cobardes, ni lo intentan para llamar la atención, ni hay que provocar con “te abro la ventana”, ni hay que culpabilizarlos con “como nos vas a hacer eso”.

Tratar la mayor parte de los suicidios exige tratar, con todos los medios que tenemos, los graves trastornos mentales que provocan un gran sufrimiento en los pacientes. Y aquí es clave, por la gran asociación que existe, el diagnóstico y el tratamiento (ambulatorio y hospitalario) de la depresión grave.

Recuerden aun, aquí y ahora que estamos en derrota transitoria pero nunca en doma.

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