Interminable se está haciendo el paripé del pacto en Canarias. CC ofrece las alcaldías de Arico y el Puerto de la Cruz, en Tenerife, pero los comités locales prometen dar guerra y la amenaza de expulsión hace tiempo que no le da miedo a nadie. En el PSOE saben que el valor de estas calles del Monopoly canario son de las marrones, nada que ver con el Paseo de la Castellana que representa Granadilla, pero son conscientes de que es todo lo que podrán sacar y no aceptar esto implica encontrar acomodo para muchos socialistas (algunos grandes trabajadores, otros profesionales del 'mamoneo' político).
Pero en CC están con la mosca detrás de la oreja porque donde se mueve todo es en Madrid y allí Ana Oramas pelea sola contra los molinos de viento, mientras que los populares necesitan del PSOE para impulsar una legislatura imprevisible. Así que todos se mueven los mínimo para que no les mueven la silla, valga la redundancia, y el común de los mortales en esta tierra maravillosa que compartimos observa preocupado los movimientos que se suceden. Por lo menos tenemos a algunos como Carlos Alonso o Antonio Morales, respectivos presidentes insulares, que se quitan la careta pretendiendo evidenciar las vergüenzas del contrario. Digamos que van de frente, todo lo frontal que se puede en esta política endemoniada que nos ha tocado vivir.
Pero a nosotros lo que más nos preocupa es saber, como hemos sabido siempre y hemos anhelado por cambiar, que lo que en este Archipiélago suceda no es competencia de los nuestros. Todo debe volar en primera a Madrid para que sean ellos, adalides de la res política, quienes guíen el rumbo que nosotros solos no sabemos seguir. Así nos va.
Si (
No(
