Finalmente la infanta Cristina de Borbón tuvo que enfrentarse a las inquisitivas preguntas de la abogada de la acusación popular que ejerce el sindicato de funcionarios “Manos Limpias” ante el tribunal de la sección 1ª de la Audiencia Provincial de Palma, aunque se acogió a su derecho constitucional de no declarar. Este es un derecho que ampara a todo procesado, el de no declarar contra sí mismo, no declararse culpable y no responder a las preguntas que se le formulen, sin que del ejercicio de este derecho quepa en modo alguno extraer conclusiones que resulten perjudiciales para el reo.
Si lo que se pedía es que la infanta se sometiera a la Justicia como cualquier español, no se puede pretender que no pueda acogerse a los mismos derechos
Es llamativa la catarata de críticas que se han vertido contra la hermana del rey Felipe VI, toda una infanta de España, por haberse acogido a un derecho constitucional que no significa ningún privilegio ni ningún trato de favor, sino sencillamente una garantía procesal universal. Es cierto, sin embargo, que muchas de las preguntas que le lanzó la abogada Virginia López Negrete eran de fácil respuesta, pero doña Cristina siguió los consejos de sus abogados y no contestó a ninguna pregunta excepto las formuladas por su propia defensa, que como es indudable había trabajado intensamente de tal modo que dijo lo que quería decir en todo momento.
Socialmente la infanta y su marido están más que condenados. A decir verdad parece que incluso lo están por el actual Jefe del Estado, pues le retiró a su hermana el título de duquesa de Palma de Mallorca que su padre el rey Juan Carlos I le había concedido con motivo de su casamiento, además de haberlos apartado de toda actividad oficial de la Casa Real. Cada cual puede tener su opinión sobre los hechos que se enjuician en la sede del EBAP, pero si lo que se pedía es que la infanta Cristina se sometiera a la Justicia como cualquier otro español, no se puede pretender que no pueda acogerse a los mismos derechos que amparan a todo ciudadano. Luego el tribunal dirá lo que tenga que decir.