He de reconocer que siento debilidad por las películas sobre periodismo, tal vez por deformación profesional. Siempre he creído que es muy difícil hacer una mala película de este género en particular; es más, me atrevería a asegurar que la práctica totalidad de esta temática se caracteriza por la calidad. Incluso la fallida “La sombra del poder”, con Russell Crowe y Helen Mirren, un ejemplo cercano en el que también actuaba Rachel McAdams, mostraba con pulsión la vibrante agitación del periodista de investigación.
Con “Todos los hombres del presidente” como cinta que sentó las bases del género, la película de Tom McCarthy recoge todo lo bueno de aquella y la reversiona sobre sus propios esquemas unidos a una premisa escabrosa e incomprensiblemente veraz, consiguiendo de “Spotlight” una de las mejores películas del año en Estados Unidos, como certifican sus seis nominaciones a los Oscar.
“Spotlight” acierta en su disección de la sociedad bostoniana y en las presiones ¿inevitables? que sufren estos periodistas, como tantos otros a lo largo de la historia, para “enterrar” ciertos temas desagradables, “por el bien común”, como empieza a sonarnos ya extrañamente familiar. Este es el arco narrativo más importante de la historia, obviando deliberadamente un asunto tan difícil de tratar como es la pedofilia en la iglesia católica. No es difícil imaginar que un ahondamiento en dicha parte de la historia hubiese limitado mucho las posibilidades comerciales de la película, como esta bien muestra.
Para los actores resulta una labor complicada afrontar estos papeles, basados en coetáneos suyos, puesto que la labor interpretativa está muy supeditada a la historia. Primera nominación al Oscar para Rachel McAdams, por un papel bastante normalito; Michael Keaton ya conocía el género -“The Paper (Detrás de la noticia)”, otro ejemplo fallido- y aquí demuestra que lo de “Birdman” no fue flor de un día; Mark Ruffalo se ha acostumbrado a recibir nominaciones en los últimos años y este año lleva otra por su retrato del infatigable Rezendes, aunque con pocas posibilidades de Oscar -nunca parte como favorito, este año: Sly, Mark Rylance, Tom Hardy y Christian Bale, poca broma-. El resto del reparto se desenvuelve con soltura y es bien merecido el premio del Sindicato de Actores, el Oscar de los intérpretes.
Que este género no desaparezca nunca. Siendo como es el cine un instrumento de promoción y globalización, han de existir películas que den visibilidad a los temas que más preocupan y revuelven nuestras conciencias. Con películas como “Spotlight”, esa llama no se apaga, y quizás eso lo premie la Academia este año.