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Jornada de puertas abiertas

Por Juan Pedro Rivero González
jueves 23 de enero de 2025, 06:00h

Estos días la Universidad de La Laguna presenta al alumnado de segundo de Bachillerato, que el próximo año engrosará las lista de los universitarios con la mochila de la ilusión del primer momento, los grados que ofrece. Martes, miércoles y jueves para que el profesorado de la Universidad expongan y expliquen el contenido y la finalidad de los estudios universitarios en los que son docentes. La institución abre las puertas y deja que miren sus tripas, las luces y las sombras -siempre más luminosas- de unos estudios que dan posibilidades de desarrollo personal y construcción de la sociedad. No es la expresión más oportuno, pues abrir las puertas supone que el resto del año estas están cerradas. Y la docencia universitaria pretende estar siempre vinculada a la sociedad, a sus necesidades, construyendo sinergias de transferencia y contribución. La formación permanente de los docentes, la elaboración de investigaciones docentes e innovadoras exigen tener siempre abierta la puerta y tener relación con las instituciones educativas de enseñanza elemental y secundaria. Pero, sea cual sea el nombre que usemos, estos días los pasillos y aulas de la Universidad se enriquecen con rostros curiosos y más jóvenes que miran de otra manera.

La primera acción cronológica será abrir las puertas, pero la acción significativa y centrar es invitar a entrar. Posibilitar que puedan entrar. Y que entren con todas las posibilidades de estar y salir con positivos resultados. La semana pasada estuve en la Universidad de Alcalá de Henares. Nos regalaron las constituciones elaboradas por el Cardenal Cisneros en la fundación de aquella institución docente señera en la dinámica universitaria española. En los estatutos, los alumnos que iniciaban sus estudios, cualquiera que fuera su origen social, económico o cultural, recibía diariamente la misma alimentación y las mismas lecciones. Todos tenían una habitación, una cama, una mesa, una silla y una vela para iluminar. Nada más podían tener en su habitación. La formación igualaba de tal manera que nadie se distinguía viniera de donde viniera y fuera quien fuera. Actualmente los informes sociológicos sobre el acceso a los estudios universitarios señalan que hay un grupo del alumnado que llegará a la Universidad con varios pasos adelantados por las posibilidades con las que vienen. Que actualmente los estudios universitarios han perdido su condición de ascensor social que fue en otro tiempo. Esperemos que el esfuerzo personal supla otras lagunas y logre servir para hacer sociedad.

Las puertas abiertas no solo las debe abrir la institución académica. Cada joven alumno debe abrir las puertas de su mente y de su corazón para entrar en relación con el pensamiento y la cultura, sin miedos y sin ideologizaciones innecesarias y limitantes. No es que vengan cerrados; no. En muchos aspectos han realizado ya un viaje largo gracias a los medios de comunicación digital. Pero hace falta abrir con orden, con rigor y con creatividad verdaderamente crítica. Y esa apertura debe ser el resultado del proceso de enseñanza y aprendizaje de los futuros años de vida de trabajo personal y estudio.

Como diría Gloria Stefan, “Abriendo puertas / Cerrando heridas / Que en la vida hay tanto por hacer / Deja tu llanto y echa pa'lante confé / Abriendo puertas / Cerrando heridas / Yo te lo digo de corazon / Que el año nuevo sera mucho mejor / Abriendo puertas.”

Juan Pedro Rivero González

Delegado de Cáritas diocesana de Tenerife

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