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Ceremonia en el Capitolio

Por Julio Fajardo Sánchez
lunes 20 de enero de 2025, 20:37h

Trump jura el cargo como presidente de los Estados Unidos. Esto era inevitable. Lo que sí es evitable es que repita dentro de cuatro años. Lo será por imperativo legal. La Constitución americana tiene esta previsión como una salvaguarda de la democracia, y ese pueblo, con todos los defectos que se le achacan, todavía cree en su Constitución. Cuando un presidente llega al poder hay que preguntarse cuáles son sus objetivos. Uno de los más importantes es repetir. En este caso hay que considerar que ese fin no está en el panorama de sus pretensiones. Entonces queda el partido como el único deseo, pero el partido sin un candidato no vale nada.

Me dirán que esto ocurre siempre y debo admitir que es así, pero con ciertos matices. Todos llevan un programa con un horizonte de dos cuatrienios, cualquier cosa que impida este desiderátum supone el truncamiento de un proyecto. No se puede estar pensando en el relevo desde el primer día que se llega al poder. Biden partió por la mitad el primer mandato de Trump y ahora es éste el que le devuelve la pelota. Hay un mundo aterrorizado con este hecho, pero esto no hace más que demostrar que Kamala no tuvo tiempo de hacerse como alternativa, porque su presidente lo fue hasta el último minuto. Todo en función de encuestas y sensaciones que adelantaban el fracaso de los demócratas.

Así ocurre en las democracias del mundo, donde las remontadas espectaculares son muy difíciles de alcanzar. Cuando la carcoma entra en el mueble es casi imposible recuperarlo. La política, fuera de los sistemas totalitarios, es un arte de paciencia y de plazos. La gestión también lo es. Por eso los planes que van más allá del tiempo de una legislatura hay que pactarlos con quien puede acceder a la opción de desarrollarlos. Con este problema se enfrentan las ideologías y los amarres de subsistencia que obligan a que todo sea coyuntural.

Trump llega al poder, es verdad, pero por cuánto tiempo. Cuál es su horizonte. Qué vendrá después. Para qué su política. Dicen que provocará el fin de la guerra de Ucrania, a costa de un acuerdo de cesiones. No es ninguna novedad. Esto lo vengo oyendo de algunos dirigentes europeos desde el principio de la invasión. Qué teme Europa. ¿La recuperación por parte de Putin de los territorios incluidos en el Pacto de Varsovia? Quizá sea un cambio en la política diplomática de la Unión lo que conviene. Alguien decía que Putin se quejaba del ninguneo que le habían hecho sus vecinos occidentales y por eso se había echado en manos de sus amigos del este. Habría que corregir tantas cosas por parte de todos… Ahora el temor se centra en la llegada de las tecnologías digitales al poder. Las tecnologías digitales están ahí y nadie puede impedir que existan y progresen. En el otro lado se encuentran las agendas globales y algunos analistas aseguran que ahí está el origen del desencanto del voto de millones de jóvenes. Todo cambia. Este no es un escenario para viejos como yo. Por eso, desde la prudencia, me atrevo a decir estas cosas.

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