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Fin de Año con Sabina

Por Julio Fajardo Sánchez
lunes 16 de diciembre de 2024, 14:57h

Comienza una semana de declaraciones judiciales. Todo desembocará en la lotería, en las cenas familiares, en las inocentadas del 28, en los balances de fin de año y en los cotillones. Más o menos igual que siempre. Se trata de tirar balones fuera hasta que acaben las fiestas, llegue el día 8 y empecemos a celebrar el cincuenta aniversario de la muerte de Franco. Como dice Sabina, los amores que matan nunca mueren. Sabina es un sabio. Utiliza el truco de mezclar unos cuantos tópicos en una coctelera, con rimas intermedias, y le sale bien. Las tiene a todas fritas, haciendo buena esa regla que dice que a las mujeres las vuelven locas los ruinas, o los que aparentan serlo, como el loco de Piazzola que llevaba las rayas de la camisa pintadas en la piel. Las mujeres son muy prácticas y no quieren que sus hijos se parezcan a los hombres de los que se enamoran. Gracias a eso seguimos adelante. Tranquilas, solo es una broma exagerada. A veces los escritores tenemos que recurrir a la exageración para que se nos entienda. Lo mismo hace Sabina y le va bien así.

Este año se van dejando más incógnitas que cuestiones resueltas. Es más, cada cuestión resuelta abre nuevas e inquietantes incógnitas, como en el caso de Siria. Todo lo que va a ocurrir en el primer trimestre de 2025 ya está planteado desde 2024. Nada nuevo bajo el sol. La toma de posesión de Donald Trump, lo de Maduro en Venezuela, el nuevo Gobierno de Macron, la catástrofe de Scholz, en Alemania, lo de Ucrania, lo de Palestina, etc. Todo esto ocurrirá después de reyes, cuando el mundo haya recibido sus engañosos regalos y los que se hayan merecido carbón lo oculten con la publicación de algunas cifras triunfantes. No están los tiempos para predecir nada. Las cartas están sobre la mesa y boca arriba.

Sabina tiene más éxito cantando al desamor, a ese que se provoca engañosamente transitando por las fronteras de lo marginal. Por eso constituye un manual para sobrevivir a la desgracia, que se parece bastante al de la resistencia que empezamos a cantar antes y durante el covid y que parece que funciona para mantener encendida la llama de la esperanza cuando todo viene en contra.

2024 no ha sido un año bueno. A nadie le parece bien, por una cosa o por otra. Al final todo se pretende reducir al comportamiento de un par de golfos prepotentes que ocuparon cargos que jamás debieron ocupar, en pago de un servicio donde se impuso la chulería y la arrogancia. Pero, no nos engañemos, esto no es más que un espejismo, una cortina que intenta tapar la realidad. Todo lo que nos rodea es falsedad, hipocresía y ruido de palmas donde los propios palmeros no están seguros de lo que aplauden. Me quedo con Sabina. A pesar de todo, es verdad lo que dice, y volveremos a la perdición de los bares de copas, y a seguir al fantoche que va en romería con la cofradía del santo reproche.

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