Mélenchon, el líder de la Francia insumisa, heredera, como Podemos, de Stephane Hessel, ha dicho que Macron acabará yéndose porque no podrá seguir nombrando un gobierno cada tres meses. Hay que decir que con esto solo conseguirá aumentar las posibilidades de que crezca Le Pen y se instale en Europa ese monstruo de la ultraderecha que todos pretendemos evitar.
Se publican comentarios en la prensa de Madrid y Barcelona haciendo referencia a la crisis en Francia y en Alemania, ambas causadas por un desacuerdo en la aprobación de los presupuestos. Madrid y Barcelona son los dos polos en los que se apoya el país, el resto es un conglomerado extraño surgido de las elecciones de mayo de 2023. Madrid y Barcelona presentan dos situaciones políticas diferentes, pero en lo referente a la prensa coinciden en apoyar los dictados estratégicos de Moncloa al pie de la letra.
Sobrevuela la teoría de una España como baluarte salvador de Europa, siempre insinuando que la democracia peligra si no gobierna la izquierda. Jamás se deja entrever la posibilidad de la gran coalición que tanta estabilidad y progreso aportó a Alemania y a la UE en la época de Merkel. Supongo que los problemas en la Unión Europea comienzan con el Brexit. Con la presencia del Reino Unido estaríamos hablando de otros equilibrios y nosotros no seríamos la cuarta economía sino la quinta.
Cuarta o quinta, qué más da. Crecemos más que nadie pero pasados los Pirineos los salarios aumentan y los niveles de igualdad son más uniformes. En eso seguimos siendo deficitarios, y los jóvenes no dudan en conseguir un trabajo fuera de nuestras fronteras porque estarán infinitamente mejor remunerados en igualdad de condiciones de sus capacidades laborales. Ahora la salvación está en Mercosur, que va a ser el pulmón de Europa. En esto tenemos puestas nuestras esperanzas, un espacio donde se mezcla la motosierra con la dictadura de Maduro. Francia no está por la labor. Pero Francia está como está, ahora amenazada por Mélenchon con una caída del Gobierno cada tres meses.
Por este motivo, y para no molestar a los del otro lado del Atlántico, hemos rechazado la invitación para asistir a los actos de inauguración de Notre Dame. Europa sí, pero no tanto. No es la única cuestión en la que no estamos alineados. Con el reconocimiento de Palestina y en el del presidente electo de Venezuela ocurre lo mismo. Ha caído el régimen de Basar Al Asad, en Siria, y esto conlleva la derrota de quienes lo apoyan, Rusia e Irán. En torno a ese extraño eje nos movemos y tanto estamos con un pie dentro como fuera.
El mundo está muy raro, pero nosotros lo vamos a salvar. Aquí no pasa nada. Macron se hunde, Scholz también, y Ortuzar dice que el PNV no tiene inconveniente en apoyar los presupuestos. Esto es todo lo que da el puente de la Purísima, que también es la virgen que está en la catedral de París.