Aún recuerdo aquél dicho popular que considera la resiliencia y capacidad de esfuerzo de los canarios de la Gomera: “(…) el más tonto es abogado”. Seguro que las dificultades geográficas, y de otro tipo, son las culpables del espíritu emprendedor y de la capacidad de empeñarse en las cosas que se consideran importantes. Una vida fácil hace personas débiles, como una dificultad inicial, hace personas fuertes. Pues eso, que el que menos es, es abogado. El próximo sábado, en Sevilla, el sacerdote gomero P. Torres Padilla, será declarado Beato y será objeto de culto litúrgico en la Iglesia Católica. Un santo paisano, canario de la Gomera.
En muchas ocasiones consideramos que la “santidad canonizada” es algo para otros, para personas especiales con capacidad para una vida heroica, pero que no nos incorpora a nosotros al grupo de los posibles. Otros son los excepcionales. Es un número selecto de personas que poco tienen que ver con el común de los mortales. Y esta consideración aleja la excelencia de la dimensión común de la comunidad. El “yo no puedo”, el “yo no sé”, o el “a mí no me sale”, es la lista de expresiones en las que escondemos, en ocasiones, nuestra pereza. Claro que todos podemos. No podremos todo, pero lo que podemos sí que lo podemos hacer de manera excelente. No debemos vivir escondidos de la plenitud de lo que podemos alcanzar. Y la santidad es una llamada y una tarea común y, diríamos, ordinaria de todos lo que no se escondan de todo lo que sí pueden.
Vale que nadie pueda dar lo que no tiene, pero quien tiene y puede, y no lo da, ha elegido mal. Sin duda. Contentarse con menos de lo que se puedes es cobardía o pereza.
¿Qué es un beato? O, mejor, ¿quién es un beato? Una persona buena que ha sido buena siendo discípulo de Jesús. Y la forma de ser buena que ha tenido es modélica -sirve para que otros seamos personas buenas-, y que, habiendo terminado el curso de su vida terrena, creemos que goza de la eternidad divina donde puede seguir siendo bueno con nosotros intercediendo por nuestras necesidades. Eso es un beato. No es un Superman, un súper héroe de la fe. Comparte con nosotros todo lo que a nosotros nos hace posible ser buenas personas, pero fue todo lo que pudo ser de esa manera heroica con la que actúan las personas excelentes.
Es un honor y un orgullo sabernos paisanos del beato P. Torres Padilla, no solo por canarios, sino por discípulos de Jesús y llamados a su misma santidad. Dice el Papa Francisco que es bueno fijarnos en los santos de la puerta de al lado. Los Santos, en este caso, de la isla de al lado. Los santos con mayúscula y con minúscula. Los que han llevado a feliz término cuanto Dios les concedió alcanzar.
No hablo de los perfectos, que habitan otra vida, hablo de los que desearon la perfección y trabajaron por ella haciendo centro de su interés y dedicación a los otros, a las otras personas. Celebrar la próxima beatificación de Sevilla es sentirnos invitados a ser protagonistas de nuestra vida y a no contentarnos con menos que con ser santos.
¡Qué orgullo!