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¿Será verdad que vivimos en un país corrupto?

Por José Luis Azzollini García
lunes 28 de octubre de 2024, 11:03h

La pregunta que se formula en el título parece muy sencilla de ser contestada. Solo tenemos que convertir los tiempos verbales en primera persona y modificar un fisco el interrogatorio y tendremos, cada uno de nosotros, nuestra propia respuesta. ¿Soy yo una persona corrupta? Quien conteste afirmativamente tendría que hacer acto de contrición, pero también puede pasar que la persona corrupta sea fiel a su forma de conducirse por la vida y conteste con tan rotundo no, que se resquebrajen hasta los cimientos más sólidos de nuestra sociedad. ¿Se imagina alguien, que un corrupto demostrado, contestara con un escueto: si señoría, soy corrupto? Ese tipo de respuestas, solo las sabe hacer una persona en nuestro País. Y después de confesar vendría aquello de “no lo volveré a hacer más”. Perdón, su Majestad, pero es que nos dejó una frase para la eternidad y claro, uno es débil. Pero no deseo hablar de nuestra máxima Institución; pues afortunadamente, incluso para quienes defienden que solo con la República, se podría conseguir cambiar a nuestro gran Jefe; en el caso de la Corona, hoy en día gozamos de un nuevo y flamante Rey, sin haber muerto el anterior y una futura reina que se está formando, que hacen que pensemos que renovar a un Rey es posible, también en una Monarquía Parlamentaria.

En esta ocasión, me nace hablar de una corrupción más general. De ese tipo de acción punible que puede hacer que nuestra Democracia sufra un desgaste inasumible y que parece que se ha instalado en nuestros partidos políticos y por extensión en todos aquellos ámbitos cuyo funcionamiento pasa irremediablemente por sus manos. Me ha llegado al WS, unas imágenes que son desestabilizantes por si solas. Cuando te llega algo así, buscas hasta confirmar que no se trate de un bulo más al que se nos tiene acostumbrado. Hurgando en internet, he encontrado una reseña en www.eldebate.com, en Telecinco.es y otros que aportan la noticia completa sobre este instrumento de queja que la organización “Hazte oír” -asociación española a la que se califica como de ultra derecha y de corte ultra católico y ultra conservador- ha comenzado a usar a modo de protesta. Parece que en el seno de esa organización han encontrado como mejor forma para potenciar su denuncia de lo que ellos insisten que está ocurriendo en las filas del partido que gobierna los designios de nuestra Nación, el pasear por las calles de Madrid, una guagua -autobús en Madrid- de dimensiones de gran visibilidad, donde se han pegado unos carteles con el mensaje que ellos defienden. Lo que se va proclamando por el recorrido del bus, es un anuncio de una película de gánster donde sus principales protagonistas vienen señalados de forma absolutamente directa. El mensaje es claro, clarísimo: Todas las personas cuyas fotografías figuran en los laterales del vehículo, forman parte de lo que ellos han llamado “La Rosa Nostra” -recordando títulos de la mafia-. Y sus actores y actrices, son gente vinculada al partido que tiene como logo un capullo de rosa, levantado en un puño cerrado. Así, se nos presenta: al mismísimo Presidente del Gobierno, a su hermano y esposa, a un ex Ministro que parece que puede ser imputado en breve, a un señor muy grande, tanto en altura como en el entusiasmo que pone para meter, a quien se le une, en problemas. Incluso sale una señora que viniendo de Venezuela, vino a España para no venir a España. O era que quiso venir y al final no vino, pero si vinieron sus maletas aunque vacías… ¿Vacías? Bueno, lo que quiera que fuera. Todo ese plantel, son acusados, ni siquiera de forma subliminal, de estar formando una trama de sospecha criminal que sustenta una de mis grandes dudas. ¿Será verdad lo que se denuncia en esa guagua gigante? Porque digo yo, que si fuera mentira, ese vehículo ya estaría precintado y en las cocheras de algún Juzgado como prueba de un posible delito contra el honor.

Es posible que todo lo que en sus laterales se nos expone, sea verdad y ese partido está lleno de gente corrupta. Ya se verá y, en cualquier caso, siempre nos quedará el otro gran partido o la unión de los pequeños grupos que se unirán como llevados por un ser divino superior y nos elevarán a todos al paraíso de la honradez y la vida contemplativa y en paz celestial. ¡Pues va a ser verdad que me hice daño en la caída!

¿Nos podrá salvar el partido de la gaviota de una respuesta positiva? Podría ser, pero resulta que a su “Magnum Maximus”, también le van naciendo lunares de difícil diagnóstico. Ya quedando tan lejana su presunta amistad con alguien que dedicaba su tiempo y medio marino de transporte a labores que se han tildado de innobles. Ahora ya, y a raíz de que desde sus filas se atrevieron a meterse con la mujer del Cesar, han salido voces desde el galli-parlamento que le acusan de haber favorecido, presuntamente, -cuando yo lo oí, era sin esa presunción- con puestos y subvenciones a miembros de su familia. Como quiera que fuere, ya está el lío montado… ¿que tú miras dentro de mi armario? pues yo me meto en el tuyo. Obviamente, todo a tiempo pasado. Maquiavelo hizo mucho daño con lo escrito en “El Principie”. Todo lo que se sepa de un contrario, se podrá usar, pero cuando sea menester. ¡Sin precipitaciones innecesarias!

Metido en la guagua el gestor gubernamental y parte de su equipo de confianza; y embarcado su contrario en lanchas de mar y tierra, solo nos queda pensar en lo que los ángeles celestiales -y ahora si- puedan hacer para salvarnos de las posibles corruptelas que unos y otros andan denunciando. Eso estaría bien, si no fuera porque en las filas de alguno de los pequeños partidos, las cosas tampoco es que vayan de lo más fluido. En el que se nos presentaba a su primer espada montado a caballo, es posible que se esté desmoronando y ya es importante el número de deserciones que se han informado. Lo que esté pasando ahí dentro, solo lo saben ellos; pero por el tenor que usan quienes van hablando a los medios, algo no va bien. Así, llegamos al cuarto partido en el escalafón, para que no ofrezca un camino de salida airosa. Y, cuando ya cargábamos las pilas de la esperanza, va el “niño” y se nos pone a jugar con las pelotas. ¡Qué gran defensor del feminismo se nos ha desvanecido, entre las propias manos feministas!

¿Nos tendremos que contentar, entonces, con las minorías nacionalistas e independentistas? Como decía mi difunta madre: “no era nada lo del ojo y lo llevaba en la mano”.

Cuando conectamos la televisión y vemos las pedradas que se tiran en el Parlamento, desde unas poltronas a las otras, cualquiera puede llegar a la conclusión de que, pocos son los políticos que se salven de la quema y aunque la generalización, como dice mi buen amigo José Carlos, no es nada buena; entiendo que, aunque no se pueda decir que toda la gente que se dedica a la política sea gente corrupta, cuesta mantenerse firme. Pero, una cosa es la política y otra es el País entero. Así que, por el bien de toda la nación, toca dar un puñetazo sobre la mesa a la hora de votar de forma generalizada. Un posible voto para enviar un mensaje alto y claro podría pasar por el sobre en blanco o por no presentarse ante las urnas. La Democracia puede morir si no se practica con el voto. ¡No votar, me cuesta; pero regalar el voto, me cuesta más!

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