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Las enseñanzas de Mandela

Por Daniel Molini Dezotti
sábado 05 de octubre de 2024, 07:00h

Leo una cita, supuestamente gestada en la mente de un hombre al que considero ejemplar, y no me la termino de creer.

Dice así: “Ya no discuto. Aprendí que lo que me molesta se evita y que donde la ignorancia habla, la inteligencia calla. Sin duda vivo más tranquilo.”

Es breve, no requiere grandes esfuerzos para su relectura, lo hago, y obtengo el mismo resultado. No me la creo, porque no se corresponde con el ideario que llevó a su supuesto autor, Nelson Mandela, a estar encarcelado lustros por sostener ideas justas, enfrentándose a la ignominia.

Con tiempo por delante y ganas de satisfacer curiosidades, comencé a investigar el origen de la frase.

Con los recursos de que hoy disponemos los curiosos, no me costó ningún trabajo confirmar que no se trataba de una reflexión del prócer de la libertad, sino algo atribuido a distintas personas, entre otro Confucio. De milagro, por una vez, no aparecieron Borges, Churchill o Einstein, abanderados de las citas multi propósitos.

No contento con el “descubrimiento”, comencé a buscar discursos, momentos públicos y trascendentes en el accionar de la vida de Mandela, con el objeto de comprobar si en algún momento se hubiese manifestado en público de modo parecido.

El 11 de febrero de 1990, al salir de la prisión tras 27 años, después de saludar a los sudafricanos en nombre de la paz, la libertad y la democracia, anunció el compromiso de continuar la lucha para conseguir la igualdad de todos sus compatriotas, dejando claro que no habría justicia verdadera “hasta que la opresión y la discriminación sean completamente erradicadas. El apartheid ha sido una injusticia para nuestra humanidad. Esta lucha continuará hasta que todos los sudafricanos, negros y blancos, vivan en dignidad y sin miedo.”

Concluyó alegando que la marcha era irreversible, y que no se debía permitir que el miedo obstaculizase el camino a seguir.

El 10 de mayo de 1994, al asumir la presidencia de Sudáfrica, habló sobre la reconciliación, la paz y la construcción de una nueva nación en la que todos los sudafricanos, independientemente de su raza, pudieran vivir en igualdad y libertad. “Nuestra lucha por la libertad ha alcanzado su objetivo, y hoy somos testigos de un milagro que todos nosotros hemos creado."

Vio llegado el momento de sanar las heridas, acabar con las divisiones y construir una nación unida, porque el tiempo de la reconciliación había llegado, y que todos los sudafricanos, negros y blancos, pudiesen caminar con la frente en alto, sin miedo en sus corazones, seguros del derecho inalienable a la dignidad humana.”

A pesar de la victoria en las urnas, era consciente "... que el camino no es fácil. Sabemos que nuestras dificultades no terminaron con el voto de abril, y que la reconstrucción de nuestro país será una tarea ardua y prolongada. Pero el desafío es para todos, en nuestras manos no está solo la elección de construir, sino también la oportunidad de transformar nuestras esperanzas en realidad, con la certeza de que la justicia prevalecerá y que habrá paz para todos...”

No podía conformarse, tampoco evitar discusiones, ni enfrentarse a la indigencia intelectual, para que ningún sudafricano vuelva a ser oprimido por otro. “Hoy decimos, con humildad y sin duda, que hemos logrado nuestra emancipación política. Nos comprometemos a liberar a nuestro pueblo de las cadenas de la pobreza, el sufrimiento, el racismo y la discriminación.”

En su autobiografía "El largo camino hacia la libertad", Mandela reflexiona sobre cómo la lucha por la verdad y la justicia es continua, porque detrás de las victorias había más desafíos por delante.

En el último párrafo de ese libro, traducido por Antonio Resines y Herminia Bevia, asegura: "He recorrido un largo camino hacia la libertad. He intentado no titubear. He dado pasos en falso en mi recorrido, pero he descubierto el gran secreto. Tras subir a una colina, uno descubre que hay muchas más colinas detrás. Me he concedido aquí un momento de reposo, para lanzar una mirada hacia el glorioso panorama que me rodea, para volver la vista atrás hacia el trecho que he recorrido. Pero solo puedo descansar un instante, ya que la libertad trae consigo responsabilidades y no me atrevo a quedarme rezagado. Mi largo camino aún no ha terminado."

Por eso estoy seguro de que no pudo decir lo que se dijo que dijo.

"Nunca, nunca más, deberá ocurrir que esta hermosa tierra experimente la opresión de una persona por otra."

Lo que sucede hoy en el planeta requiere el compromiso de todos los bien nacidos, aunque la realidad nos haga más desgraciados. Desafíos por todos lados, nada parece funcionar como debiera, se queja la naturaleza, claman los oprimidos, no se arregla nada ni nos hará mejores mirar para otro lado.

Lo que sigue no lo dijo el Nobel de la Paz, pero podría ser una interpretación libre de sus enseñanzas, eso sí, bastante atrevida, y redactada en primera persona: Siempre discuto. Aprendí que lo que molesta debe intentar corregirse, y que allí, donde la ignorancia habla, la inteligencia debe hacerlo más alto.

Sin duda viviré menos tranquilo, pero lo otro no es vivir.

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