John Carling escribe hoy en La Vanguardia algo que todos sabemos: que las tiranías de izquierdas y de derechas son la misma cosa, y, para hacerlo, nos recuerda “Rebelión en la granja”, de Orwell. Esto lo conoceríamos todos si no se hiciera una interpretación histórica, siempre partidista, de los acontecimientos que nos han llevado a construir el mundo desde que existe hasta nuestros días. Habla de Putin y sus simpatizantes, pero esto se podría extrapolar a cualquier otro debate sobre política, que hoy se reduce a democracia o autarquía.
Llamamos democracia a una versión híbrida y manipulada de un sistema participativo donde se garantiza el Estado de derecho, y autarquía a algo que se parece más a dictadura, tiranía, y ausencia de libertades. Son cuestiones que parecían extirpadas del mundo en que vivimos, pero que cada vez se muestran con una actualidad más enérgica. En el fondo todo se reduce a lo mismo. Cada cual acusa al otro de ser el responsable de la situación, abriendo más la brecha que los separa de la defensa de los valores que dicen representar.
Todo es una gran mentira, como se titula un programa de televisión donde nada de lo que se cuenta es verdad. Al menos ahí lo confiesan disfrazando la cosa con humor. Donde hay humor a la española hay uno que siempre se lleva los palos, igual que en el Quijote. Yo prefiero el esperpento de Gila, cuando contaba cómo ponían una cucaña en un palo engrasado y abajo esperaban los mozos con las navajas abiertas. Parece más real.
Hoy dice el editorial de El País que el debate que coincide con el inicio del curso es el guirigay montado en el PSOE por la financiación singular que ha hecho a Illa presidente. No creo que sea importante. Lo arreglarán en un congreso adelantado y los que no estén de acuerdo se irán con Leguina, Tomás Gómez y compañía. Se resolverá todo de la forma más democrática posible. Otros comentaristas aseguran que nada se podrá adelantar hasta las elecciones en EEUU. Otra vez el lobo, igual que en las europeas. Yo creo que estamos en la misma situación de siempre.
Orwell lo sabía, por eso escribió su 1984 y Rebelión en la granja. Sabía que el totalitarismo nos podría venir igual de la mano de Hitler que de Stalin y conocía perfectamente lo que ocurría en la España del 36. Lo cuenta en su libro Homenaje a Cataluña. Si leyéramos un poco más sabríamos de qué va la cosa. El problema es que si no seguimos el argumentario de turno, venga de donde venga, es que nos hemos convertido en idiotas. Ya no se habla de Maduro en los periódicos. Es un asunto pasado de moda. Carling incluye a Venezuela en la lista de países que le dan la razón a Putin y viceversa.
Yo, qué quieren que les diga, todavía no sé dónde estamos nosotros. Escucho a Margarita Robles decir que el Gobierno tiene una sola voz, pero creo que esto es tan mentira como lo que se cuenta en la televisión, sin humor, totalmente en serio. Se refiere a Yolanda. Debería tener en cuenta que Yolanda es una de las vicepresidentas y, al menos en ese rango jerárquico, merecería un respeto. Carling dice en su artículo que la ultraizquierda y la ultraderecha son la misma cosa. Yo lo dudo. A la vista de lo que leo y observo, unos son más ultras que otros. Mientras no seamos capaces de superar estas diferencias la democracia se tambaleará y será acusada de tender a la autarquía.
De momento es un híbrido por el que nadie da un duro a pesar de que, según dicen, en Ucrania se están matando para defenderla.