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Puigdemont ridiculiza a los Mossos d’Esquadra y eclipsa a Salvador Illa

sábado 10 de agosto de 2024, 04:00h

La investidura de Salvador Illa como 133º presidente de la Generalitat de Cataluña supone que esta Comunidad Autónoma vuelve a estar gobernada por un partido no independentista como es el PSC, lo que refleja un cambio de ciclo tras años de inestabilidad y tensiones independentistas. Sin embargo, al no conseguir la mayoría absoluta, los socialistas se han visto obligados a pactar con Esquerra Republicana y con los Comunes, lo que trastocó los planes del expresidente Carles Puigdemont, prófugo que sigue evadiendo la acción de la Justicia.

El mismo día de la votación de la investidura de Illa, Puigdemont regresó fugazmente a España, solo para participar en un mitin en Barcelona, para luego huir nuevamente, en una muestra más de su táctica de polarización y desafío a las instituciones.

Días antes de la investidura, Puigdemont aseguró que asistiría a la sesión parlamentaria, apelando a una supuesta obligación moral y política. Pero no lo hizo. Ni siquiera pisó el Parlament y tampoco votó telemáticamente. En su lugar, optó por una maniobra que más que política parece teatro: reaparecer, dar un discurso ante sus seguidores para eclipsar al que debería haber sido el auténtico protagonista de la jornada, Salvador Illa, y huir nuevamente a Bélgica.

Por el camino, ridiculizó al Departament d’Interior y a la Policía Autonómica, los Mossos d’Esquadra, quienes fueron incapaces de arrestarlo

Por el camino, ridiculizó al Departament d’Interior y a la Policía Autonómica, los Mossos d’Esquadra, quienes fueron incapaces de arrestarlo en cumplimiento de la orden de detención vigente que en su día dictó el magistrado del Tribunal Supremo, Pablo Llarena. Y eso pese a dirigirse desde un escenario situado en el Paseo Lluís Companys de la Ciudad Condal.

La investidura de Illa debía ser un momento de reflexión, debate político y de enfocar un futuro más estable para Cataluña. Sin embargo, el regreso de Puigdemont desvió la atención y fue un regreso al pasado, lo que plantea si su protagonismo mediático es un activo o un lastre para la causa independentista.

Además, Puigdemont había declarado que, si no era elegido presidente de la Generalitat, abandonaría la política. Con Illa ya en el cargo, queda por ver si el expresidente cumple su promesa o si seguirá aferrado al pasado que representan el Procés independentista, el referéndum ilegal del 1º de octubre de 2017 y la ficticia declaración unilateral de independencia de Cataluña. La credibilidad de Puigdemont, ya erosionada por años de huidas y promesas incumplidas, se encuentra en un punto crítico. Su retorno, más que una declaración de intenciones, parece un acto desesperado por mantener su relevancia en un escenario político que ha comenzado a dejarlo atrás.

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