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¿Estrés vacacional? Por supuesto

jueves 18 de julio de 2024, 12:34h

No falla en mi rutina articulista que en julio de cada año, me repita y les torture con un tema que me fascina. Ahora que mis neuronas tienen su neuroplasticidad en el sótano, recurrir al socorrido y afamado estrés vacacional, me permite salir del paso ante el reto de escribir el articulo de mañana. Como ya saben de que va, pueden optar por no leerlo pero si lo hacen no se frustraran (y eso ya es mucho) ya que sus expectativas serán mínimas. Aunque sea imprudente conviene de vez en cuando distraerse en la trivialidad de lo inmediato.

Todos pagamos el peaje emocional de las vacaciones Preparativos y presiones pueden hacer colapsar a cualquiera. No esperen mucho de las vacaciones ya que nunca consiguen eliminar totalmente la carga “alostatica” acumulada por loe estresores psicosociales que afrontamos.

Son un cambio de ritmo que modifica nuestros referentes de orientación. Nuestra vida artificial y agendada cambia y no a todo el mundo le sienta bien el desconectar. Hay quien se queda desprogramado y su cuerpo responde quedándose entonces demasiado desconectado.

Idealizamos tanto las vacaciones, tenemos tantas expectativas con respecto a ellas que no es de extrañar que la frustración sea alta. Alguien ha dicho que las vacaciones son como una emboscada en la que sobran francotiradores. Ingenuamente deseamos que las “anheladas vacaciones” realicen un reset del estrés que acumulamos y que en gran parte nos creamos el resto de los 11 meses restantes. Cómo se somatizan los primeros días de vacaciones: con agotamiento, fatiga y falta de motivación. Hay quien se queda en hibernación, pasando dos días en la cama. Basta pensar un segundo en esta fórmula sencilla: hay que descansar en 15 días lo que se trabajó durante 350.

Eso implica que una persona está acelerada durante mucho tiempo. Mientras, espera que lleguen esos días en los que se desactivará. Pero debe desenchufarse rápido, porque en proporción es muy poco tiempo para todo lo que se aceleró. Eso exige un gran esfuerzo.

¿La solución? Esta desconexión del medio laboral debería cambiarse por una conexión con uno mismo. Estamos muy programados para responder a un entorno concreto, pero no para conectar contigo mismo La percepción popular de que al empezar las vacaciones se enferma más podría ser cierta.

Los cambios de ritmo también afectan al sistema inmune. Por ejemplo, se sabe que las personas que en su trabajo cambian de turno tienen una mayor tendencia a padecer enfermedades del sistema inmune No solo se altera su reloj biológico, sino que el estrés que genera contribuye al desequilibrio de las defensas.

Un buen consejo para vacaciones: una vez conseguido controlar los esfínteres inferiores, intenten educar los esfínteres superiores por los que evacuamos rumores, despellejamos al prójimo y nos lamentamos en una letanía crónica paralizante. Aumentará su empatia y disminuirá su envidia.

No arme el Belén con su familia, déjelo para navidad, que luce más con el arbolito.

Y recuerden dime que estrés te fabricas y te diré quien eres.

Ya saben en derrota transitoria pero nunca en doma.

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