www.canariasdiario.com

Una solidaridad físicamente responsable

Por Juan Pedro Rivero González
jueves 18 de julio de 2024, 06:00h

De más está que reconozcamos la deriva ideologizante de la solidaridad en muchos ambientes actuales, especialmente en los ámbitos y debates de políticas sociales. La vía lógica, siempre teórica, que supone a priori la necesidad de una acción que acalle el grito dolorido de la exclusión social, pero que no parte del dolor ajeno, tan real como serio, con esa responsabilidad física que nos muestra el uso coherente de la herramienta reológica que ha llegado para quedarse en la reflexión filosófica y social. Una solidaridad que no sea responsable de lo concreto, que no se haga histórica y que sienta la realidad inteligentemente, será siempre una mera ideología y, como tal, infértil.

¿Qué diferencia metodológica existe entre esas dos posturas solidarias? Una supone la solución y aplica su acción desde arriba, con una solución uniforme para todos. Otra se deja interpelar por la contrariedad que supone la exclusión y no da respuestas que no surjan de las cuestiones reales. Sea la inmigración irregular, la soledad no deseada o la falta de trabajo o de vivienda, las soluciones las dicta la realidad, no el presupuesto que tenga la administración. Primero lo que ocurre en la realidad y luego la solución a ese problema concreto que grita lo físicamente real. ¿Cómo vamos a responder a las múltiples formas de pobreza sin atender a lo que de suyo da de sí la pobreza concreta físicamente presente y que nos duele porque tenemos los pies en el mismo suelo del dolor ajeno haciéndolo propio? El resto es ideología asistencial.

Tenemos que volver a repetir el verso suelto de quien gritó que no hay realidad al margen de las cosas reales. A quien se le ocurra hablar de la pobreza como una realidad al margen de las pobrezas reales, concretamente reales, sentiligentemente reales, es un temerario absoluto. No le quiero negar buena voluntad, en modo alguno, pero de esas buenas voluntades, dice nuestro refranero, los cementerios están repletos. El otro no es un concepto teórico, abstracto, una sustancia que percibe la razón inicialmente. El otro es físico, concretamente físico. La pobreza huele mal y es fea. Y sin esa percepción inicial, la realidad de la pobreza es un dato circunscrito a un papel escrito dentro de un volumen de tapa dura, apenas una estadística.

Un paseo por la etimología del término nos sitúa. Solidaridad es una palabra que proveniente del latín solidus y que significa sólido, firme; y que encuentra su origen en el prefijo sol– cuyo significado es entero, completo. De esta forma, solidario es aquel que participa de lo que es entero, o que, en sí, completa el todo al que le falta algo, interpretado muchas veces como aquel que participa de una causa común, y la mayor causa común de la que formamos parte, es la naturaleza. No es teórico el planteamiento, sino bien concreto. Uno pone el hombro sustentando un peso que cargamos entre todos para que todo sea sustentado. La solidaridad ha de ser físicamente responsable. En el lenguaje judicial, se aplica también a la obligación que permite que cada uno de los acreedores reclamen por sí la totalidad del crédito, lo que obliga a cada deudor a satisfacer la deuda entera. El vocablo castellano nos viene del francés solidarité, voz técnica de la geometría y también a la mecánica en relación a los objetos cuyo movimiento depende recíprocamente de otro, como las piezas de un engranaje.

¿Cómo ser teóricos si queremos ser, pues, solidarios?

Juan Pedro Rivero González

Delegado de Cáritas diocesana de Tenerife

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios