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El Toscal: ¿Reformas o escaparate inmobiliario?

Por José Luis Azzollini García
lunes 10 de junio de 2024, 09:55h

El barrio del Toscal, creo que ya lo he dicho an algún artículo anterior, es uno de los más antiguos que existen en Santa Cruz de Tenerife. Se fue formando cerca del puerto de dicha ciudad, lo que le confirió el ser un lugar de residencia de mucha gente que trabajó en dicha zona portuaria. Pero, aun no siendo un barrio pensado para dar servicio al puerto, sí que se puede decir que fue un barrio eminentemente obrero; aunque por la vista que ofrecen algunas de sus vetustas casas, también hay que mencionar que allí se residenciaron gente de un poder adquisitivo bastante más alto que la media. La gente que vivimos en este populoso barrio de Santa Cruz, hemos crecido viendo cómo se producía el saludo diario entre gente de chaqueta y corbata y otros cuyo atuendo estaba constituido por monos de trabajo.

El barrio abarca un perímetro muy extenso, pues va desde el encuentro de la Rambla con la Avda. de Anaga -permítaseme que recuerde dichos enclaves por sus nombres de siempre- hasta llegar al hotel Mencey y lavaderos por un lado y hasta la Iglesia de San Francisco por su parte baja. Por tener tiene dos parroquias bien identificadas: La mencionada junto con la pequeña ermita de los Franciscanos y la de San José en la calle de Méndez Núñez. Su rambla en la parte alta, con su parque García Sanabria y la Avenida de Anaga, en su parte baja, le confieren un especial interés para el paseo y disfrute.

Quienes somos de allí, o hemos vivido en el barrio, sentimos una atracción tan poderosa que hace que saltemos al mínimo intento de echar por tierra sus valores. Entre otras cosas, porque son los valores de la gente que allí nació, vivió y murió. Nuestros antepasados, se merecen todo el respeto del mundo y en ello estamos quienes hemos seguido sus pasos.

El barrio, para que nadie pueda ponerse más medallas que las merecidas, ya ha tenido procesos de mejora cualitativas con anterioridad. Me acaba de venir a la mente, la realizada en la calle del Señor de las Tribulaciones en, ya ni recuerdo el año -en mi niñez tenía callaos-; cuando se cambiaron dichas piedras, por el piche que ahora luce. Se aprovechó, aquel momento, para la instalación de los servicios que carecía. Posteriormente, se llevó a cabo una gran reforma de la calle de La Rosa, dando solución a todo lo concerniente a saneamiento y otros servicios fundamentales. Desde entonces, y contaba yo con unos doce años, es posible que algo se haya hecho; aunque, más allá de lo que cada vecino hizo en sus fachadas, un reasfaltado rapidito y la llegada de los cables del teléfono, no recuerdo haber vivido más intervenciones en la zona.

En estas fechas, ya en 2024, se está llevando a cabo una gran reforma del barrio. Uno de esos planes que convertirá -se oye afirmar de forma convencida- toda un área, en franco declive, en otra floreciente donde fluya la riqueza y el bienestar general. ¡Miedo da, hasta de escribirlo!

Para empezar, nada mejor que actuar sobre una de sus arterias principales: la calle de La Rosa. Si se quiere impactar, hay que hacerlo donde luzca y en espacios donde una foto pueda lucir de forma conveniente. No olvidemos el elemento “foto” que para quienes viven de la política y tienen pensado seguir haciéndolo “in saecula saeculorum” es una de esas cosas que siempre ha de estar presente. La calle de La Rosa, como digo, es un buen lugar para una magnífica foto, donde los vecinos podrán aplaudir la grandiosidad de lo que desde su Ayuntamiento se hace con el dinero que se recauda o consigue de otras latitudes administrativas. Además, los gobernantes conseguirán que quienes no viven en el barrio no se percaten de esos otros pequeños detalles que solo saben de su existencia, quienes sí que viven en este distrito de Santa Cruz: su limpieza mejorable, sus casas abandonadas y sus carencias de aparcamientos. Cuando se planeó esta gran reforma, ¿nadie pensó en el tema de aparcamiento? ¿Nadie cayó en la cuenta del escaso número de edificios que contaban con estacionamientos propios? ¿Eran tantas las prisas que corría esta reforma, que no se podía esperar a tener habilitadas zonas de aparcamiento público para solventar el gran problema que se venía, se ha venido y lo que es peor, se vendrá encima? Ahora parece que una vez detectado el problemón, se ha pensado en construir edificaciones destinadas a dar solución a ese “oscuro deseo” de poder aparcar el vehículo particular. En la zona de Almeyda, han decidido construir un parquin subterráneo de varias plantas que, dicen, dará con la solución. Pero, oye, no nos pongamos “tiquismiquis”. ¡Bienvenido sea! Espero y confío que en la mitad de la calle también se esté pensando en alguna solución similar más allá del solar que en estos momentos han habilitado tras derribar los antiguos garajes que existían en “La Rosa”. Han sacado hueco para un puñadito de coches. ¿No hubiera estado mejor el haber construido, primero un edificio entero para ese menester? Precisamente a esa altura de la vía, la cantidad de edificaciones que no tienen su zona propia de guardacoches es amplísima y la existencia de solares es variadita. Pero habiendo sitios… En Tribulaciones existe el antiguo almacén de maderas que bien podría ser usado para tal eventualidad. En la calle de Santiago esquina San Antonio, tres cuartos de lo mismo. Debe ser que estoy pensando más en buscar una solución, que en lo que se debe pensar: un buen sótano de aparcamientos con un edifico de ocho o nueve plantas encima, que dé altura a un barrio que de momento lo más alto que tenía era el amor de quienes allí han vivido. Eso, y la “vieja-viejísima Sindical”, claro.

A toda esta gran obra de su calle principal, ahora se le unen otras maravillosas ideas como la de cerrar al tráfico la calle de Santiago. Peatonalizar una calle para… para… pues para eso: para dar esplendor al escaparate inmobiliario que se desea instalar en toda esta zona. Y, como no hay dos sin tres, pues se coge la calle de San Martín, se amplían las aceras, se eliminan más aparcamientos y se deja una vía rodada al mismo nivel que las amplias aceras que se han diseñado. Está claro que la gran cantidad de gente que caminaba por esa calle, la inmensa cantidad de gente, el enorme gentío que deambulaba por allí, necesitaban de aceras anchas por donde poder moverse. O puede que, desde el Consistorio, cayeran en la cuenta que ésta era la ocasión ideal para poner en forma a todo el barrio. ¡Hala!, Si vives por la zona de San Martín, Santiago o La Rosa, ya sabes: “mens sana in corpore sano” y a caminar hasta Almeyda para coger el coche. También puede que tal y como se ha hecho en la calle de San Isidro, te dejen aparcar cerca de tu casa con un permiso especial que permitirá que mientras otros vecinos, que pagan sus impuestos, deban dar vueltas y vueltas y dejar su vehículo en el barrio de La Alegría, tú puedas hacerlo en alguna otra calle que habilitarán y te reservarán hasta que construyan esos magníficos aparcamientos en uno de estos años venideros. ¡Ya se verá!

En el resto del barrio, ¿seguiremos viendo una versión de Sarajevo, con aceras sucias que bailan claqué al paso de los usuarios o tienen pensado seguir cambiando zona de aparcamiento por peatonales? Ya lo anunciaba Marichal… “Las chicas guapas y delgadas son las del Toscal”. ¡Normal! De tanto caminar, vamos a quedar -nosotros también-, hechos unos “figurines”. ¡Vendo coche!

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