Hoy la prensa habla de una nueva etapa y del hundimiento del procés. Puede que esto sea verdad en Cataluña, que los catalanes han votado aburridos de repetir lo mismo y que el voto independentista se ha debilitado sensiblemente. Pero en Madrid las cosas siguen estando igual y estas elecciones han venido a complicarlas un poco más.
La reacción de ERC ha sido la de pasar a la oposición después de perder 13 escaños. La de Puigdemont es no renunciar a intentar ser president con el apoyo de los de Junqueras y la abstención de los socialistas, bajo el chantaje de quitarle el apoyo a Sánchez. Este es el modo de entender si el independentismo está enterrado o solo se trata de un nuevo cambio de cromos en el mismo escenario de siempre.
La política es algo endemoniado que no entienden ni los sociólogos ni los propios políticos. Se trata de interpretar cuál es la voluntad de los ciudadanos y esto es muy difícil. Por ejemplo, cuál es la esencia real de Ezquerra, ¿la izquierda o la reivindicación soberanista? En su momento esta fue la idea para construir un tripartito, pero la pregunta sigue estando ahí: ¿después de todo lo ocurrido las cosas son las mismas? ¿Alguien puede pensar que el ideal republicano y libertario se puede anteponer a tantos años de lucha por conseguir su diferenciación como nación? ¿Alguien piensa que Junqueras podría sentirse cómodo en una coalición de Gobierno en la que tendría que renunciar a sus anteriores proyectos y deseos? Más aún, haciendo dejación de ellos para ceder todo ese espacio a Junts. ¿Quién estaría dispuesto a entender esto en Cataluña? Los titulares triunfalistas de la prensa de esta mañana se ensombrecen con estos anuncios que obedecen al más estricto sentido común.
En España fabricar un retrato de la realidad te hace ser sospechoso, si esa realidad no coincide con la versión oficial y conveniente de los hechos. No sé si se repetirán las elecciones; a la vista de lo declarado es lo más probable. La situación en Madrid pesa demasiado para pensar que nadie va a aprovechar esa circunstancia y así darle la vuelta a las cosas. Lo sabe Illa, lo sabe Sánchez, lo saben Puigdemont y Junqueras y lo sabemos todos. No es tan sencillo enterrar a quien todavía se siente vivo. Todo el problema que tenemos en nuestro país es este empeño por enterrar o desenterrar los asuntos más relevantes.
Habría que recordar a Zorrilla en el Tenorio cuando dice: “Los muertos que vos matáis gozan de buena salud”, o mejor dicho: no están muertos del todo sino mal enterrados. También habría que echar mano de la sabiduría de los toreros que advierten del peligro de los toros arrimados a las tablas con una estocada atravesada. Los toros no están vencidos hasta que no sean arrastrados por las mulillas.
La fuerza relativa de Cataluña se la proporciona la debilidad de Madrid. Ahí se encuentra el origen de la mayor parte de nuestros problemas. En la Moncloa se gobierna con una cojera que necesita ser corregida por la asistencia de varias muletas. El conde de Romanones también renqueaba al caminar, por eso una coplilla de la época decía: “Al conde de Romanones lo vio andar una gitana, y le dijo: señor conde, quien mal anda mal acaba”.