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Qué atrevida es la ignorancia

Por José A. García Bustos
sábado 04 de mayo de 2024, 15:45h

Estamos en un país rico lleno de pobres. Esa es la conclusión a la que siempre llego cuando analizo la cantidad de bondades que tiene este país y lo pobre que es la gente que lo habita. Pobre económicamente y pobre de intelecto.

Lo primero por un deterioro del valor de la moneda (es un mal supranacional) y lo segundo por la inflación como les he explicado en numerosas ocasiones pero también por una exacción de impuestos desmesurada. La pobreza que más me preocupa es la intelectual. Y la relacionada con la no libertad de expresión.

El conocimiento enriquece y la ignorancia empobrece pero cuando se trata de ignorancia financiera la pobreza no es solo intelectual sino también económica.

Recientemente se ha hecho viral el malestar de un youtuber canario, Pedro Buerbaum, que mostraba su queja con la desmesurada exacción impositiva a la que se ha visto sometido este trimestre.

El youtuber llama parásito y socio “medio mafiosete” al aparato recaudador español porque quien se esfuerza es él y ese socio omnipresente le quita más de la mitad de lo que gana.

Es llamativo ver cómo hordas de críticos sin conocimiento fiscal se le han tirado encima.

En La Sexta, la sindicalista-tertuliana Afra Blanco, decía al constatar que el youtuber grababa el vídeo desde su coche: “Será que el coche en el que va montado no va por la carretera". Cuestión zanjada. Como hay carreteras no tenemos derecho a la queja dentro de un coche. Vehículo que, por cierto, ya tributó al 21% de IVA sobre el valor de compra o renting, según sea el caso.

Cual loros empastillados, muchos repiten exaltados el argumento de la ministra Montero en el Congreso hace unos días. Sea en el contexto que sea. En este caso Afra Blanco también lo hace. Es el argumento de que quienes cobren el salario mínimo interprofesional no pagan impuestos. No pagarán IRPF pero sí IVA y ese impuesto desconocido al trabajo que se llama “seguridad social” (lo del nombre lo endulza pero no deja de ser malvado: toca que pagar a gusto por tratarse de la seguridad de todos, la social) y el resto de los cientos de impuestos existentes (estatales, autonómicos o locales).

Lo que ignora la sindicalista es que el youtuber no es asalariado sino autónomo y por tanto, el Salario Mínimo Interprofesional no le afecta para nada. Pero ya ha lanzado su crítica descolocando a buena parte de la audiencia con baja cultura financiera. Como hizo la Ministra en el Congreso.

Al youtuber le diría que planificara un poco más su tesorería y no le diera sorpresas el gestor cuando toca liquidar impuestos.

Al resto de críticos con sus afirmaciones les diría que solo está expresando una opinión en contra de Hacienda y el sistema. En ningún momento dice que no pagará impuestos.

En una semana en la que se ha aprobado la nueva ley de comunicación audiovisual que estrecha el cerco contra la libertad de expresión (poner fin al fango y la desinformación intencionada a la que se refirió el presidente tras su fin de semana de duda) en plataformas de intercambio de vídeos, como Youtube.

Sobre la incultura financiera, sería un ejercicio didáctico interesante lo que expuse hace un tiempo y hace unos días ha solicitado el presidente de la CEOE Antonio Garamendi: que los trabajadores perciban su nómina íntegra cada mes y sean ellos quienes ingresen a la Seguridad Social sus cotizaciones y a Hacienda su IRPF. Sería un ejercicio interesante para que el trabajador conociera de primera mano cuánto paga el empresario por crear su puesto de trabajo.

Pero no, tampoco se puede decir eso. La ministra Yolanda Díaz saltó a la yugular contra Garamendi.

El discurso que mola hoy en día es el que alaba al trabajador y critica al empresario por sistema. El empleador tiene que seguir siendo el malo y tiene que seguir siendo el recaudador de Hacienda. Los trabajadores tienen que tener a alguien en el punto de mira para descargar su ira.

No cambiemos el enfoque y que la crítica no se gire hacia un gobierno que hace récord histórico de recaudación de impuestos. Si algo funciona, no lo cambies.

El malo es el empresario extorsionador que me contrata y yo, trabajador le hago un favor a él porque sin mí no conseguiría producir nada. Y no solo no me permite pagar mi alquiler o mi hipoteca y alimentar a mi familia, sino que todo está muy caro (porque él ha subido los precios) y me da limosnas cuando soy yo quien le hago ganar dinero. Y a veces son tan torpes que quiebran la empresa. Que la hubiera gestionado mejor. Ahora que se coman su deuda y me den mi finiquito. Me voy a hacer el favor a otro empresario. Soy un cumplidor de sueños ajenos.

Qué atrevida es la ignorancia.

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