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Tal vez, Newton, pudo equivocarse

Por José Luis Azzollini García
lunes 22 de abril de 2024, 10:57h

Existe un principio básico de la teoría gravitatoria atribuida al físico y matemático inglés, Isaac Newton, que nos dice -de forma muy resumida- que “todo objeto que posea masa y se encuentre en la tierra, se verá atraído hacia el núcleo por una fuerza de 9,8 m/s al cuadrado”. Resumiéndolo más aún y dejando de lado los conceptos matemáticos y su formulación, vendría a afirmar que todo lo que está en un plano superior, tenderá a bajar a otro inferior y que lo que está en este último, no subirá, salvo que alguien o algo, de forma no natural, lo haga. Pido disculpas a la comunidad científica por simplificar demasiado algo que al señor Newton, tanto esfuerzo y debates le costó; pero, la realidad que se deja intuir en este principio Newtoniano, me ha inspirado para escribir este artículo.

Intento no hablar de lo que no domino, por lo que la posibilidad de que me ponga a escribir sobre teorías científicas, está descartada. Entre otras cosas porque un bachillerato de letras me acerca más a las teorías de los filósofos de la antigua Grecia que a la de los grandes físicos y matemáticos, sean de la época que sean. Dicho lo cual, pasaré a llevar la base de este principio al campo de lo cotidiano.

En mi casa, contribuyo de forma activa, en la intendencia. Desde hace ya muchos años, el carrito del hipermercado, supermercado y/o de la tienda del barrio, lo controlo bastante. Antes era un cometido que me tocaba solo a mí, y desde que me esposa se ha jubilado, ya es una operación que hacemos en equipo. Como soy un poco obsesivo con el control, he confeccionado un listado en Excel de la compra; en el que además de anotar lo que debo comprar, voy controlando los precios que llevaban los distintos productos -últimamente esta parte, la practico menos- . Todo, por supuesto, dividido por secciones: limpieza, desayunos, laterío, verduras, frutas, etcétera, etcétera. De esta forma iba comprobando el movimiento de precios que se iban dando. Pude comprobar, en su momento, que había cambios significativos según se comprara a principios de mes o a mediados. También se producían variaciones, aunque de poca entidad, si se compraba en una gran superficie o en otra. Mi trabajo anterior en el mundo del Turismo y la hostelería hospitalaria, me enseñó a comprar laterío y analizar el peso escurrido para ver el gramaje de alimentación real que contenía cada recipiente. Hasta ese punto llegaba. He podido constatar, también, que cuando compro fruta y verdura en el Mercado Nuestra Señora de África, dicho género aguanta más tempo sin deteriorarse que cuando compro el mismo género en otras grandes superficies. Así y todo, el cambio más grande observado está relacionado con los precios. Tanto es así, que desde una buena parte para acá, el listado que tengo, solo lo uso para no olvidar nada. Tanto Newton como un servidor, estamos esperando a confirmar la teoría; pero, la bajada, no llega.

Hubo una gran subida de la energía eléctrica y se nos comentó que era por una cuestión de los impuestos agresivos que practicaba el gobierno de turno -esto lo afirmaba la oposición-; después se demostró que es verdad que la energía está gravada por impuestos, pero que no son tan altos como para justificar el incremento tan enorme que se pagaba. Después se nos habló de los momentos de uso, pero esa teoría también se fue al traste. Al final fue una cuestión de subidas de las empresas suministradoras, que aprendieron rápidamente que podían subir la energía, puesto que el precio era libre. El entrar la competencia a formar parte de todo el entramado, favoreció el que el precio se estabilizara, pero de bajar nada. De hecho, sigue subiendo aún en los contratos más beneficiosos para el consumidor. El precio solo sube ¿Teoría estacionaria del principio de Newton, o “geta” de alguien?

Otro producto que desde que cogió la tendencia alcista no ha visto bajada, es algo que, en Canarias en particular, y en todo el País en general, se usa muchísimo: la papa -patata para los que no saben que se llama papa-. De repente un bichito que le encanta ese tubérculo más que a los canarios, se dio un festín y puso, en el cielo, el grito y los precios. Para adquirir ese alimento, se pasó de unos sesenta céntimos a más de dos euros. Es de entender que se pusieron en marcha todas las “contramedidas” lo que hizo que se pensara en incluir dicho género como producto bursátil. De aquella dramática subida han pasado ya algunos buenos meses, pero ¿a cómo está ahora el kilo de papa? Para sorpresa de todas las personas que empujamos el carrito, dicho nivel está establecido en un euro noventa céntimos y dando gracias. El precio subió y por lo que se ve no hay ningún efecto gravitatorio que le haya hecho bajar. Si Newton hubiera usado papas en lugar de manzanas…

Pero, si hay una subida de precio de un producto que se consume a gran escala, ese es el aceite de oliva. ¿Existen otros aceites? Muchos, pero se nos ha inculcado que el de oliva, es el más sano. España dentro los países productores es el líder. ¡Copa casi el cuarenta por ciento de la producción mundial! Yo solía comprarlo a razón de unos doce o dieciséis euros, la lata de cinco litros. Esa misma lata, en estos momentos, está rondando los sesenta euros. Eso supone una subida del quinientos por ciento. Parece que los problemas climáticos que han afectado a los olivares, está detrás de esa espectacular subida; aunque me temo que tal vez alguien esté sacando provecho del asunto y reteniendo la producción para sacar un mayor rendimiento a este producto de primera necesidad. ¡La teoría de la retención!

Precisamente, ese pensamiento de que alguna mano, esté controlando el que todos los precios que han subido, no se vean favorecidos por la bajada correspondiente, es lo que me lleva a pensar que algo tendremos que hacer los consumidores para evitar que nuestros bolsillos, sigan enriqueciendo a intermediarios, con la misma velocidad con la que se van vaciando.

Se me ocurren varias medidas, que expongo de forma muy sucinta. Una de ellas, tiene que ver con el control del gasto energético. Si, además, se tiene la posibilidad de instalar fotovoltaica, podría ayudar.

En lo concerniente a lo de las papas y otros productos del campo, para el ahorro nos podría ayudar: por un lado, consumir lo que tengamos más cercano -Km0- y, por otro, usar a las Asociaciones de Vecinos para gestionar compras en grupo, a modo de “apadrinar” a determinados agricultores. Unos aportarían una seguridad de compra de la cosecha. Y los otros pactarían el cobrar un precio que permita a ambas partes subsistir dignamente. Eliminar “el poder de los intermediarios”, que cantaban los Sabandeños, ayudaría.

En cuanto al tema del aceite, lo más apropiado es ir descubriendo las propiedades de otros tipos de aceites y convertir un problema en una oportunidad. Teoría del “ahora, a sesenta euros, te lo bebes tú”.

Todo esto hará posible que el principio del científico se vea favorecido por aquella fuerza que vuelva a empujar “el objeto” hacia el núcleo terrestre.

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