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La última curda

Por Julio Fajardo Sánchez
lunes 25 de marzo de 2024, 01:46h

Hace años dije que la izquierda dispersa se comporta igual que una bola de mercurio. Tiende a unirse, pero a la mínima presión se disgrega. Ya no queda nada del 15 M. Podemos está en el grupo mixto, Garzón, el de Izquierda Unida, anda desaparecido en combate, a las mareas se las ha tragado el mar en Galicia, Compromís se ha quedado sin su estrella cursi, Baldoví, y los Comunes andan sueltos, intentando salvar los muebles en Barcelona.

Yolanda ha conseguido una aclamación superior al 80%, al estilo de Putin, pero la participación es del 12%. Con eso no le da ni para comprar rosquillas en el carrito de la esquina. La bola de mercurio se disgrega y se separa en las pequeñas concreciones de los localismos y de la lucha por mantener la Unión Sagrada. Pablo Iglesias ha montado un bar, de nombre Garibaldi, donde se reunirán poetas contestatarios, cantautores y curiosos. El residuo que siempre queda de la revolución de los desheredados. El problema consiste en que este es el gozne en el que sustenta el Gobierno de coalición.

Ante esta realidad el gallinero se solivianta y hasta la propia Yolanda se desmarca diciendo que no le gusta la bulla. Se la está llevando la resaca de la ola mientras las aguas en Portugal hacen crecer un monstruo dormido llamado Chega. Los dos principales partidos juegan a acusarse de quién miente más, en uno de los peores espectáculos que ha ofrecido la historia de nuestra política. Ya no se recatan al insultarse en las redes sociales sino que también lo hacen en los debates parlamentarios, en los pasillos del Congreso y en las tertulias de la televisión. Cada uno ha sacado a sus mejores perros y les ha quitado el bozal para que sus amenazas sean más efectivas.

Yolanda se desmarca, pero se la lleva el agua sucia por el sumidero. Estamos en la fase de darnos cuenta de lo que ocurre y de denunciarlo, pero nadie se atreve a ser el primero en ponerle freno. Aprovechando los diez años de la muerte de Adolfo Suárez han sacado la foto del jardín, con los artífices de la Transición espalda con espalda. Todo es mentira. Han sido vituperados hasta la saciedad. Nadie da un duro por la Constitución mientras aseguran defenderla más que ninguno.

A Yolanda se la lleva la corriente, pero Yolanda es un producto más del oportunismo, y los oportunistas desaparecen con la misma velocidad con la que llegaron. Se dice que el terreno es un lodazal y por otra parte se habla de sequía. El barro lo produce algo diferente a la lluvia. Este sí que es peligroso, y en él estamos embadurnados hasta las cejas.

Dice el tango de Cátulo Castillo: “Tu lágrima de ron me lleva hasta el hondo bajo fondo donde el barro se subleva”. Ahí estamos, precisamente: sublevados en medio del lodazal.

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