www.canariasdiario.com

Esta vida loca

Por Julio Fajardo Sánchez
viernes 16 de febrero de 2024, 14:02h

Está claro que Dios no se casa con las ideologías. La demostración es el zarandeo que le han dado a su representante en la tierra, Yolanda Díaz, por un lado, y Milei, por el otro. Yolanda es muy besucona y le gusta restregarse con el poder, siempre dispuesta al toqueteo, como ha hecho con la reina Leticia, en un acceso igualitario permitido a colegas en el estamento político.

Sus manos llegaron tan lejos como las de Biden en su explosión efusiva por los bajos, más allá de cualquier protocolo. Biden llegó al culo de Begoña y Yolanda al de la reina, pero todo es flor de un día y tiene el valor efímero de una foto porque las cosas pueden cambiar, como de hecho lo hacen, o lo harán, y si no, al tiempo.

Biden lleva la fecha de caducidad grabada en su cédula de identificación. Todos la llevan menos Maduro, que se ha empeñado en cercar a la oposición para que nunca llegue a desbancarlo. En el fondo es lo que está en el manual de un buen político, procurar por todos los medios alcanzar el poder y no perderlo. La democracia consiste en mantener la esperanza en que esto no ocurra, por eso encierra una contradicción con esa tendencia natural y se convierte en un circo, en las prisiones donde muere el ambicioso y le crecen canas al más astuto, como se dice en la epístola moral a Fabio.

La política es una cosa de astutos y así hay que entenderla; lo que ocurre es que la astucia no parece ser una acción demasiado virtuosa a la hora de obtener los nobles beneficios de su ejercicio. En fin, con esto del papa se me ha ido el hilo y vuelvo a mezclarlo todo, incluso después de ser advertido por los lectores de que estos no son los temas que prefieren.

Podría hablar de gatos, por ejemplo. Mi última novela va de gatos y alguien me ha dicho que, por ese motivo, la encuentra algo disparatada. Pues va a ser que no. Ahora los gatos salen en las esquelas y los perritos son paseados en cochecitos como si fueran bebés. No es extraño porque son lo único real y manejable que nos queda. Lo bueno que tienen los animales es que no puedes chatear con ellos. Se presentan con una verdad incontestable y su trato es perfeccionable si sigues los manuales y las recomendaciones que se publican cada día en La Vanguardia. Podemos corregir sus desajustes de comportamiento llevándolos al psicólogo, y con ellos se pueden entablar vínculos estables y domésticos sin que haya sobreexplotación. Se consolidan familias mixtas, como la de Tarzán, Jane, Boy y Chita, para sobrevivir a las dificultades de la selva.

De la selva salimos hace unas decenas de miles de años y a ella retornamos siguiendo ese atractivo fatal que nos llama a volver a los ancestros. A veces cuesta trabajo terminar la página con algo de coherencia, pero luego me doy cuenta de que la incoherencia es la mejor forma de retratar el ambiente que vivimos. Lo coherente es aquello que es fiable, lo que se muestra previsible, lo que no es caprichosamente cambiante, pero eso, en el mundo actual, no se lleva, o es difícil de encontrar.

Antes teníamos a Dios como un concepto inamovible, como lo absoluto en lo que depositar nuestra confianza, un concepto por encima de todas las bajezas materiales, y va a ser verdad después de ver al papa con el nuevo presidente argentino y con la líder de Sumar haciéndose carantoñas. Es lo único coherente, por eso ha durado tanto tiempo.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios