Es muy probable que muchos de ustedes hayan visto algún trozo de la delirante y surrealista intervención de José Luis Rodríguez Zapatero en un mitin del PSOE en San Sebastián el pasado lunes. La ‘clase magistral’ del expresidente del Gobierno sobre el infinito y más allá se ha viralizado en las redes sociales a velocidad supersónica, para sonrojo del protagonista y vergüenza ajena de todos. Porque no hablamos de un gag de una pareja de cómicos, que te gustarán más o menos. Hablamos de alguien que ha dirigido los designios de nuestro país y que este año cobrará 75.000 euros de los Presupuestos Generales del Estado por su condición de expresidente del Ejecutivo.
En su desesperación por cambiar las encuestas y buscar apoyos públicos hasta debajo de las piedras, Pedro Sánchez ha rescatado a su antecesor en La Moncloa para su campaña electoral. Una estrategia bastante cuestionable para muchos, porque Zapatero no abandonó precisamente el Gobierno de España en loor de multitudes. No parece, por lo tanto, que sea el mejor influencer del PSOE para remontar. Pero allá se las arreglen en Ferraz.
Volviendo al hilarante discurso de Zapatero en San Sebastián, el expresidente dejó perlas que pasarán a la historia de la estulticia política de nuestro país. Ahí van algunas de sus reflexiones: "El infinito es el infinito. El Universo es infinito, muy probablemente. No cabe en nuestra cabeza imaginarnos cómo es el infinito"; “Pertenecemos a un planeta, la Tierra, y a una especie que es absolutamente excepcional, que no hay en ningún sitio del Universo, que no podemos imaginar, ni las distancias"; "Somos el único sitio del Universo, del Todo, si es que podemos concebir el Todo, donde se puede leer un libro y se puede amar". La reflexión desembocaba en el cambio climático, con una frase final en la que decía que la sociedad debe darse cuenta de que "lo estamos poniendo en riesgo con nuestra acción depredadora sin ser conscientes de que somos algo no infinitesimal; lo siguiente".
Del creador de “La tierra no pertenece a nadie, salvo al viento", mítica frase que pronunció el mismo protagonista ante el plenario de la Cumbre del Clima en diciembre de 2009, delante de 120 jefes de Estado y de Gobierno, llega ahora “El infinito es el infinito”. El mismo que nos decía que España “está en la Champions League de la economía mundial” pocos meses antes de que Europa casi nos rescatara o que aventuraba que la crisis de 2008 “es una falacia, puro catastrófico". Pues este fenómeno, ahí donde lo ven, ha llegado a ser presidente de nuestro país y sigue viviendo, muy bien por cierto, de los impuestos que pagamos todos los españoles. Con amigos y apoyos así, ciertamente Sánchez necesita pocos enemigos.
La campaña electoral entra en su recta final, afortunadamente para todos, y lo hace con una evidente sensación de hartazgo entre los ciudadanos, la impresión generalizada, recogida en todas las encuestas, salvo el CIS de Tezanos, de que la ‘era Sánchez’ se acaba y la chapuza en la gestión del voto por correo, más propio de una ‘república bananera’. Por supuesto, la izquierda, tan pulcra y elegante como siempre -modo ironía- al mismo tiempo que previsible, ha acabado por acudir a una archiconocida foto de hace 20 años del candidato del PP para intentar generar el ruido que no consiguen con sus nulas propuestas y su exiguo balance en estos últimos años al frente del país. Todo demasiado cutre, señal inequívoca de que al dúo Sánchez-Díaz no les sale las cuentas. Pero eso no quiere decir que vaya a ser fácil liberarse de ambos. Sánchez es consciente de que no va a ganar, pero su esperanza es que el PP no supere la suma entre su partido y los comunistas woke de Yolanda Díaz para intentar bloquear la situación, sin importarle las consecuencias para el país. Porque una cosa es la estulticia de Zapatero y otra, la bajeza de Sánchez.
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No(
