Ir al taller, casi siempre, producirá una merma en nuestras arcas particulares; pero es recomendable la revisión y/o reparación de los elementos que no funcionen como se espera, para un rendimiento óptimo del vehículo. La caja de cambios, es una de esas piezas que cuando nos informan sobre su estado y se nos recomienda una actuación sobre ella, se nos pone la piel de gallina y nos desinflamos un poco. Cuando se nos devuelve el coche y vemos que ya no “carraspea”, y las marchas entran como es debido, la alegría nos vuelve al cuerpo. ¡El automóvil va como una seda!
Algo parecido pasa en muchos órdenes de la vida; y en Turismo, ocurriría algo similar. Cuando notamos que la afluencia de turistas ya no es lo que era, o que la calidad de lo que viene, trae notorias pérdidas de valor, será un buen momento para llevar este “motor de la producción” a revisión y modificar lo que fuera menester. En estos casos, el taller donde se lleve a cabo el estudio y el diagnóstico que se nos dé, será tan importante, como el presupuesto que se prevea para la reparación del elemento dañado.
En Turismo suele darse, con bastante frecuencia, la conjunción de varios problemas que interfieren en el buen rendimiento de una de las máquinas que mueve la economía de nuestro País -al menos, su peso en el porcentaje del aporte económico, es considerable-. No solamente estaríamos ante una caja de cambios que chirria según vamos apostando por más velocidades; sino que el mecanismo de sincronización, parece que no da el rendimiento esperado.
Tenemos varias estaciones para que, quien nos visite, pueda optar por pasar sus inviernos en lugares más cálidos. Existen establecimientos bien diferenciados para que nuestros turistas puedan elegir entre un tipo de hotel de más lujo, a otros más modestos. También se contará con la posibilidad de elección, si se prefiere costa o montaña. Pero, ¿existe una sincronía entre los distintos entornos geográficos en el País, como para que un grupo turístico, pueda configurar su periodo vacacional optando por compartirlo en varios puntos geográficos? A nivel local -entendiendo como local, la Comunidad Autónoma de Canarias- ya les digo que, aunque se han dado casos, no es lo más habitual. Y, cuando se han dado, ha sido por una conveniencia del tour operador que organizaba el paquete turístico -tuve la oportunidad de trabajar con grupos que combinaban siete días en Lanzarote o Gran Canaria, con otros siete en el Puerto de la Cruz-. He escuchado, más recientemente, a alguna organización de Fuerteventura, hablar de combinar estancias entre esa isla y la de Lanzarote. Pero, ¿Cómo es la realidad habitualmente? Lo que verdaderamente existe viene marcado por una gran competencia entre las islas. Es más, dentro de ellas, también se da esa diferenciación de producto. Cosa bastante normal, si tenemos en cuenta que la concienciación de producto aglutinador -sello de Canarias- solo parece tener cabida en la mente de algunos gestores políticos. Y, en muchos casos, ni eso. En ocasiones, parece que solo se trata de un “paripé” electoral.
Se celebra una World Travel Market, o una BTF, o una Fitur (ferias turísticas de Reino Unido, Alemania y España, respectivamente), ¿y con qué nos encontramos? Habrá un fabuloso estand con el nombre de Canarias y personal que, de forma amabilísima, irá entregando dosieres, folletos, tarjetas, detalles, etcétera, de las islas. Se busca el afianzamiento o introducción de la “marca Canarias” en las ilusiones y proyectos de quienes nos visitarán. Pero, como quien busca siempre encuentra, se han dado casos en los que, en áreas distintas a la marca promocional conjunta de la región, se han instalado otros estand que tratan de buscar una diferenciación de su producto o marca, dentro de las propias islas. Lo más triste del caso es que, en ambos recintos y/o proyectos, habrá participado el capital público. Porque, si de forma privada, alguien desea exponer su diferenciación de tal manera que se sepa que aun estando en Canarias, su producto es “un algo” diferente, pues que lo haga -allá ellos con su independentismo turístico-. Al fin y al cabo y por muy insolidario, turísticamente hablando, que puedan mostrarse, es su dinero y con él pueden hacer lo que les plazca. Pero, si esa parte privada, convence a algún ayuntamiento en particular, para ir de forma separada del resto, estaríamos hablando de otra cosita. ¡La lata del gofio ha de ser sagrada y común! Si alguien desea salir en alguna foto como protagonista absoluto, que pase un casting con el “Spielberg” que más le convenga.
La coordinación en materia turística global, debería tener como máximo exponente, a la autoridad de mayor rango, llámese Ministerio. Naturalmente, desde este “centro madre” tendrá que existir un consenso absoluto con las representaciones más locales. De esa forma, entraríamos en una promoción más completa de la “marca España” y de la gran diversidad de paisajes, cultura, gastronomía y ocio que se oferta en todo el territorio nacional. También, “a más a más” -en Cataluña dirían “a més a més”-, se abarataría el gasto promocional.
De forma más local, el peso debería estar en la Consejería de Turismo, si se habla de Canarias -en cada Comunidad, quien ostente esa máxima representación-, con el apoyo de los respectivos Cabildos Insulares. Éstos, a su vez, habrían de coordinarse con los Ayuntamientos y con el mundo empresarial. De esta manera, el engranaje de la inversión económica en Turismo, sería mucho más ajustado y se evitará que ni un duro de euro, se distraiga del cometido común, para el que fue diseñado. Que alguna cadena hotelera desea hacer una promoción particular de su oferta, pues que la haga con sus propios recursos. Pero lo que se haga en nombre de lo público, no debería llevar publicidad privada. Antes se acostumbraba a llevar folletos. Hoy se dispondrá de pantallas interactivas y algún rincón de trabajo, pero el entorno ha de ser uno.
La sincronización entre islas, municipios y centros turísticos, se debería hacer pensando, pura y exclusivamente, en el bien común y sin distinciones, destacando la posibilidad de hacer viajes combinados para conocer todas las islas. Y si se desea destacar algo en concreto que se haga, siempre, nombrando el entorno en el que se encuentra esa peculiaridad. ¡Canarias, como conjunto!
Los reinos de Taifas solo sirven para que, sus “califas”, se luzcan ante quienes les han votado. Pero no debemos olvidar que el dinero que usan, siempre sale de una caja común que, al ir escalando, se llega a la lata del gofio: Los presupuestos Generales del Estado. De ahí sale todo y se va distribuyendo en cascada, hasta llegar a las manos de la Concejalía de turismo de turno que decidirá que su zona de responsabilidad no debería promocionarse junto a los de al lado, porque, tal vez, sea de partido político adverso. Así nos podremos encontrar con una zona turística que crece y crece, mientras otras, muestran un camino más descendente. ¿Es eso justo? Desde luego estaríamos ante un clarísimo fallo en el engranaje del sincronizador del cambio de marchas turístico.
¡La sincronía, en Turismo, da beneficio! ¿El libre albedrío, qué nos aporta?