Si existe algún sitio en España en el que la palabra Turismo se escribe con tinta extraída del sudor de muchos empresarios y de un ejército de trabajadores de dicho sector; seguramente estará señalado con una flecha fluorescente en el mapa del sur de Tenerife. Hablo de Adeje, con sus marcas turísticas: Playa de las Américas, Torviscas, Fañabé, Costa Adeje y Playa Paraíso. En cada uno de esos puntos de la costa de dicho municipio, los arquitectos se han dejado, también, muchas horas sobre los planos; muchas propiedades, otrora fructíferas fincas de plátanos y tomates, habrán dado paso a un enorme sembrado de ladrillos y cemento en aras del progreso y el bienestar económico de alguien.
En este caso, me circunscribiré a un rincón de esa extensa área que he mencionado y que supone un enclave ideal donde nuestros visitantes pueden disfrutar de sus excelentes hoteles y magníficas playas de arena limpia o de gravilla. Es además, la zona más nueva, la que debería estar casi impoluta.
Este sub producto de la marca Playa de las Américas, “Costa Adeje”, es donde las grandes cadenas han apostado para implantar sus hoteles de más lujo. A su alrededor han ido surgiendo -como cabía esperar- infinidad de comercios, restauración y centros comerciales de aspectos acordes a las clientela que supuestamente se pasará por ellos. Por supuesto, se han construido fantásticos complejos de carácter más residencial, para ser usados por un turismo de duración más prolongada y/o por residentes de la isla que también desean disfrutar de este entorno. La hotelería que por allí se verá, no baja de las cuatro estrellas; proliferando el añadido de lujo o gran lujo en algunas de las placas distintivas de los, también, identificados por sus cinco estrellas. En muchos casos se vende lo que ahora se estila: el “all inclusive”. Una modalidad de servicio que, como ya he comentado en algún artículo anterior, persigue que el turista solo conozca el exterior por las postales que pueda comprar en sus, también, tiendas intramuros. Siempre me he mostrado contrario de ese tipo de servicio por lo que consigue restar al entorno que rodea a los hoteles donde se ofrece. ¡Turismo, nunca fue sinónimo de egoísmo hasta llegar esa forma de comercialización tan excluyente!
Sin embargo, en el caso que inspira a este escrito, tal vez entienda un poco más esa aberración que consigue disminuir el número de turistas consumiendo en el exterior. Me explico: En esta franja de litoral, y más concretamente, desde el hotel con arquitectura que asemeja la zona antigua de Santa Cruz, hasta el pequeño barrio costero de La Caleta, lo que el turismo puede encontrar seguramente justificaría que el turista, no salga de sus establecimientos, salvo para hacer uso de la guagua que les devuelva al aeropuerto -se aprovecha para pedir disculpas, una vez más, por lo que nuestros regidores públicos entienden hoy por Aeropuerto Internacional-.
Para empezar, y desde sus balcones -confío en que los equipos de animación les mantengan entretenidos en las zonas comunes- podrán observar una serie de auto-caravanas estacionadas en alguna de las calles aledañas a estos hoteles de lujo. ¿Empañará ese lujo el ver como unas personas que han elegido el formato itinerante, hacen su vida en el exterior del auto? ¿De verdad que, entre tanto solar como existe en ese sur, no se puede habilitar en las ordenanzas municipales un lugar adecuado para que ese grupo pueda disfrutar, también, de su modalidad turística sin sentirse cuestionados? No deja de ser una forma de practicar turismo y no parece barata; por lo que adecuar un lugar con una infraestructura bien diseñada, no estaría nada mal. Es más, creo que sería una excelente oportunidad de organizar las zonas para que no parezca lo que, sin duda, no lo es.
En la amplia zona de la que hablo, también existe otro tipo de turismo -tal vez, lo suyo, sería denominarlos como residentes antes que como turistas- que deambulan descalzos y con atuendos que rallan lo rarito o, al menos, lo “desenfadado”. ¿Cómo los califica el Ayuntamiento de la Villa de Adeje? ¿Estarán empadronados? ¿Cómo le harán llegar las cartas de aviso para el pago de tasas? Compadezco al funcionariado de correos: Don fulanito de tal, con domicilio en Barranco del Inglés, parte baja del puente en avda. Virgen de Guadalupe, caseta de campaña unifamiliar… o C/ Roque de la Fortaleza, urbanización en obra, piso segundo sin puertas, Costa Adeje. La verdad es que no consigo alcanzar a entender que en una zona que es, o pretende ser, óptima para que ese turismo de calidad que tanto se proclama y se busca, viva sin interferencias de ningún tipo, exista este otro tipo de modo de vida tan “natural”.
La realidad es que salir, salen, aunque solo sea para pasear o para cambiar el buffet por alguna especialidad de la zona. Y en ese paseo, observarán lo que me llama la atención. Para empezar, caminarán por unas aceras cuyo estado de conservación es tan malo que andar sobre ellas, les recordará al gran “Fred Astaire” con su claqué; y, a poco que se descuiden, les dará la oportunidad de conocer los magníficos servicios sanitarios que se ofrecen en la zona. Verán ese puente bajo del cual suele instalarse alguna caseta de campaña a modo de vivienda habitual. Una casa, de las muy antiguas que aún queda en pie, y con poco mantenimiento, les ofrecerá una visión de lo que había en aquellos lares antes de la llegada del turismo. En ese paseo, comprobarán que cualquier sitio es bueno para colocar un par de caravanas de larga estancia. En otra de las calles (la que se menciona), podrán observar como una construcción, que seguramente iba a ser un complejo de gran nivel, hoy se ha convertido en la vivienda para mucha de esa gente que prefieren vivir bajo otros cánones distintos a los habitualmente aceptados como normales -se da esta afirmación como relativa- Otra construcción también con aparente estado de abandono, hace pensar que estuviera destinada a edificio eclesiástico. Y, en los alrededores de estas edificaciones, lo que encontrarán será: abandono, excrementos de animales y basura. ¡Mucha basura! Y otro complejo donde trata de vivir gente.
Les recuerdo que sigo hablando del mismo sitio: Costa Adeje; un entorno en el que se ha invertido mucho dinero público y privado destinado a un turismo al que se nos pide a la población que cuidemos -yo también lo pido-.
Para dejar todo en su justo sitio, pongamos que hablo del mismísimo municipio, donde el señor Alcalde que lo representa, nos habla de lo bueno que sería dejar que se construya una hermosa cuna, cuyo proyecto, viene desde Bélgica. ¿Más turismo de calidad, señor Alcalde? Sería bueno saber qué es lo que se entiende por “calidad” en el consistorio de Adeje. Porque, ¡oiga!, puede que existan niveles distintos y uno no los conozca. Señor Alcalde Presidente del Excmo. Ayuntamiento de la Villa de Adeje, no permita que se construya más que lo que sea capaz de cuidar. Siempre he visto, en Usted, una persona cabal y honrada. ¡Que no sea, su mano, la que meza la cuna cuando se levante la traba!