La nueva norma, respaldada con 602 votos a favor, 13 en contra y 8 abstenciones, si aplicará con independencia del fabricante a todos los teléfonos móviles, las tabletas, las cámaras digitales, los auriculares, los libros electrónicos, los teclados y los ratones, así como las consolas de videojuegos, altavoces, sistemas de navegación y ordenadores portátiles.
De hecho, durante las negociaciones se añadieron a la lista productos que no fueron contemplados por la Comisión Europea en su propuesta inicial, como eReaders, miniauriculares inalámbricos, teclados o dispositivos de navegación.
También será obligatorio el cargador universal para ordenadores portátiles, si bien en este caso las instituciones europeas han previsto un periodo adicional de 18 meses desde la entrada en vigor de la norma para dar al sector tiempo suficiente de adaptación.
Uno de los objetivos de la nueva legislación es reducir la basura electrónica en la Unión Europea y evitar que los consumidores tengan que adquirir cables y cargadores nuevos con cada compra de dispositivo, ya que a partir de la reforma el usuario podrá elegir con cada compra si incluir o no un artículo de carga.
Según los datos de la UE, cada año se generan entre 11.000 y 13.000 toneladas de residuos electrónicos en el espacio comunitario y con la generalización del cargador único los europeos podrán ahorrarse unos 250 millones de euros en soluciones de carga innecesarias.