www.canariasdiario.com

En busca del empleo deseado

Por José Luis Azzollini García
lunes 04 de julio de 2022, 12:21h

Ni Steven Spielberg, podría llevar a buen puerto a un protagonista que se embarcara en el proyecto de encontrar un trabajo en la sociedad en la que vivimos. Los obstáculos que Harrison Ford superaba en alguna película, necesitarían de unos especialistas mucho mejor adiestrados para poder sortearlos en esta aventura de la búsqueda de empleo. Se estaría ante una de las películas más taquilleras de todos los tiempos.

España es, y ha sido, un País en el que las cifras del paro siempre han sido protagonistas; así como moneda de cambio e instrumento arrojadizo entre los distintos partidos políticos y entes sociales. La confianza es lo último que se pierde y, en base a ese principio, la parte laboral busca, rebusca y re-que-te busca. Entre tanto, algunos, se forman y vuelven a formarse y los más aventajados en este apartado, aprenden o perfeccionan su nivel de conocimiento de lenguas extranjeras; antes el inglés era imprescindible pero, ahora, se impone el conocer entre dos y tres lenguas distintas a la propia. Muchos cambian, también, de rumbo en su trayectoria laboral. Todo, en aras de conseguir el tesoro que encierra el artículo 35 de nuestra Carta Magna: <<Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la…>> ¡Un derecho! Palabra que parece perder todo su sentido si se analiza desde el punto de vista del “buscador del empleo deseado”. Palabra que debería comportar una obligación “con repercusiones” para quienes tienen la obligación de proveer puestos de trabajo. Ya solo faltaría que, al tratarse también de un deber, se multará a quien esté en el paro por no estar trabajando. ¡Multado por incumplimiento del deber!

En Canarias, si nos atenemos a los datos estadísticos, estaremos hablando de una población activa, entre hombres y mujeres, que ronda los dos millones y medio de personas. Muchísima gente que, o trabaja, o está en disposición de ello. De ese poderoso número de personas, solo se recoge un total de casi novecientas mil personas que tienen contrato. Lo que nos deja el lamentable dato de casi trescientas mil personas que buscan, rebuscan y re… ¡pero sin éxito! Voy a permitirme la licencia de dejar fuera a un grupo de personas que por su carácter de cigarra, pudiera estar más cómodo “viéndolas venir” -o trabajando fuera del amparo legal-, que en la “trinchera”. Aun así, se estaría hablando de unas doscientas cincuenta mil personas que, pudiendo estar contribuyendo al engrandecimiento de su comunidad y a su propia economía, está a la espera de encontrar un trabajo digno, con un sueldo adecuado y unas condiciones sociales alejadas del agotamiento. ¡Doscientas cincuenta mil! -veinte mil arriba, veinte mil abajo-. ¡Toda la población de Santa Cruz de Tenerife, y parte de La Laguna en paro! En el día de hoy, se han publicado los datos referentes al paro nacional y son realmente buenos, pero la realidad es que se sigue hablando de una cifra que, aunque haya bajado de los tres millones, sigue siendo muy alta. ¡No es suficiente! Esa cifra no es motivo para una fiesta, sino un punto de partida para seguir bajándola. ¡Guarden los fuegos de artificio!

¿Cómo se tomaría la gente de estas dos grandes ciudades de Canarias, si oyera a algún político decir que no se encuentra trabajo, porque no se tiene la formación adecuada? Seguramente mostrarían la misma incredulidad que en el resto de poblaciones que ven cómo sus conciudadanos se derrumban.

¿Son conscientes en las organizaciones empresariales o en los propios organismos públicos que tienen los datos del paro, la formación académica y/o laboral, que tienen quienes están en las listas del S.E.P.E? ¿Son conocedores, en todos los sectores involucrados, de la gran cantidad de oferta formativa que existe en nuestro territorio nacional, incluyendo por supuesto las islas Canarias y la provincia de Tenerife dentro de ellas? ¡Hay gente bien formada sin trabajo!

Indagando en san google y santa internet se constata que las mayores tasas de paro, se registran en personal que solo tienen estudios primarios o no acreditados; seguidos, muy de cerca, por quienes estudiaron hasta que se les dejó de obligar. Los titulados con bachiller, grado medio y/o superior, son también una buena suma. Existe un pequeño reducto que, en el momento que se hizo el estudio analizado, presentaban titulación universitaria. En los datos públicos, no se recoge como formación, la experiencia adquirida después de un larguísimo tiempo trabajando, sin titulación, en una determinada profesión. Siempre se seguirá hablando de gente sin formar.

Por otro lado, estos datos fríos -los datos siempre se sirven fríos- dejan algunas dudas sobre la mesa. Por ejemplo, si alguien de los que se presentan con titulación universitaria, es rechazado y tiene que buscarse la vida en el extranjero; ¿se debe a que le falta formación o a que no desea ser tratado como si no tuviera estudio alguno? Y, a los que no tienen estudios, ¿Se les rechaza por falta de cualificación, o tal vez por no aceptar trabajar más horas que las estipuladas para el puesto a desempeñar y sueldo a recibir? Y, ¿qué pasa con ese otro gran grupo de gente parada que presenta CV con estudios técnicos de grado medio o superior? Seguramente para este grupo, la disculpa será la falta de fluidez en los idiomas ¿checoslovaco?, En la enseñanza obligatoria, el inglés o el francés, va en los proyectos curriculares. Si se ha aprobado la asignatura, ¿no debería facilitarse la práctica?

Se escucha a algún empresario y a bastantes políticos comentar que, dada la poca formación, se ven obligados a contratar gente foránea. No se les mueve ni una arruga de la cementada cara con la que se presentan a cámara para dar semejante mensaje. ¿Tiene, toda esa gente foránea, formación académica para el puesto a defender? No seré yo -formador para el empleo, titulado- quien niegue la necesidad de formación al personal, pero ¿se revisa bien la que se trae desde otros países? En fechas recientes, se ha hablado de dar carta de residencia a quien se forme en los puestos que se necesitan. ¿Más gente al paro o, de repente, se encontró puestos de trabajo para todos ellos? Usar la formación como parapeto -dicho suavemente- no parece lo más correcto.

Quien firma este escrito, tiene formación en Turismo, pero llegado un momento en su vida laboral, optó por dejar los hoteles y cambiar de rumbo. Cuando quiso volver, ya estaba fuera del perfil en la nueva forma de dirigir hoteles. Visto lo visto, y atendiendo a los consejos de mi entorno más cercano, me presenté a un puesto que ofertaba una multinacional americana, en la Industria Farmacéutica, y fui formado. Después cambié a otra, anglo-sueca, y más de lo mismo ¡Qué diferencia! Desde el primer momento y durante veintidós años, no dejé de tener una formación continuada en materia comercial, científica, relaciones humanas, ética, administración y salud laboral. Cada año, se tenía que pasar, si o si, por un enjambre de cursos presenciales. ¡Empresas con formación continuada!

Desde entonces, siempre me pregunto… ¿Faltará formación, también, en el empleador de nuestro País? ¡Conciencia formativa, seguro!

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios