Cuando estamos en un restaurante y necesitamos ir al servicio, nos solemos encontrar con el dilema de si estamos entrando en el de hombres o en el de mujeres. Es tal el guirigay de modelos distintos de placas que se suele poner, que muchas veces hemos de estar unos segundos esperando para decidir la puerta. ¡Son segundos que, en muchos casos, no se disponen!
Lo mismo, salvando las distancias, ocurre en muchos de los lugares que tenemos en nuestro territorio insular. Concretamente en Tenerife, nos encontramos con variados ejemplos. Obviamente, para la población local, no reviste excesiva dificultad saber dónde estamos o hacia dónde vamos o queremos ir. Pero quienes vienen de fuera, algunas veces, se ven en la obligación de discutir con el “ton-ton” del coche; porque no hay manera de hacer coincidir lo que se oye, con lo que se ve.
Por ejemplo, si el turista, marca en su localizador Aeropuerto de los Rodeos (ahora Ciudad de La laguna), le irá indicando a medida que va acercándose al punto de destino, hasta escuchar la frase esperada de: “Ha llegado Ud. a su destino. Y, entonces vendrá el lío y la discusión. ¿Está en el aeropuerto deseado, o el aparatito le ha llevado a otro sitio, llamado Binter?
Si, por el contrario, ha usado ese aeropuerto para entrar en la isla y tiene su alojamiento en el Puerto de La Cruz, ¿El navegador le llevará a ese destino, o al Loro Parque? Se sabe la importancia que tiene esa institución lúdico-científica en la isla, pero ¿es tan importante como para que resalte casi más que el cartel de la ciudad turística?
Al entrar a Santa Cruz de Tenerife y al mismo Puerto de La Cruz, existen unas peanas en lugar bien visible sobre las que, en lugar de descansar algo relativo a las ciudades a las que se entra, lo que figuran son emblemas de entidades de generosidad avalada. ¿De verdad es tan importante esa representación como para dedicarle un espacio que solo debería ser usado para la propia ciudad? ¿Y si el motivo es tan serio como para destacarlo, por qué razón no se le explica a la ciudadanía el agradecimiento para tal honor? ¿Lo merecerían también la Cruz Roja, o Cáritas, o Aldeas Infantiles? No sé, pero creo que a esta tierra, le sobra alguna señalética promocional, y le falta la informativa.
Saber llegar a los sitios y/o una vez se llega, saber dónde se está, o qué interés tiene en el entorno, es fundamental; sobre todo, al vivir en un territorio que le da, la importancia que tiene, al turismo.
Ejemplos de esto que comento hay muchísimos, pero por citar algunos ejemplos cercanos, hablemos de Paso Alto, hablemos del Castillo de San Andrés. Hablemos de la gran variedad de vegetación del Parque García Sanabria. Pensemos en la Plaza del Adelantado de La Laguna, o de la mismísima Plaza del Cristo. Y, así, una lista bastante importante. El caso es que, en demasiados lugares señalados de nuestras ciudades y pueblos, no existe cartelería en varios idiomas que expliquen qué es lo que se está observando. Bastaría con un código “Bidi” o similar, que ofreciera una adecuada información. Serviría, mucho más, el tener personal cualificado dando vueltas con sus uniformes identificativos ofreciendo información sobre esto o aquello ¿Ya no “merita la pena” buscar puestos de trabajo? En días pasados un amigo me mostró que esto que digo es posible, al enviarme una foto de un cartelito indicando la existencia de un Baobab en una calle céntrica de S/Cruz. ¡no es difícil, pues! ¡Cuando se quiere, no lo es!
Esto en lo que respecta a las zonas urbanas, pero ¿Qué pasa en las áreas rurales? Resulta que nuestros montes están llenos de veredas, caminos y rutas de “pateo”. En muchos de ellos, hay verdaderos rincones para observar y sacar fotos. ¿No podría completarse la infraestructura con algo más de información? Ciertamente hay algunas rutas que con cartelería fija y con una presentación que no desentona, nos hablan de la ruta o de algún punto concreto. Pero no ocurre lo mismo en todas ellas ¿depende de caprichos puntuales de algún municipio? También podría ser que yo no me hubiera percatado de su existencia; aunque lo he comentado con verdaderos asiduos a este sano deporte y no me han quitado, del todo, la razón.
La cosa va de señalética y en tal sentido, me remito a la definición que nos ofrece el Diccionario de la R.A.E.: “Conjunto de señales para informar de algo”. Significa que cuando se habla de este concepto, nos referiremos a varias señales, y no una sola. Así, cuando no encuentras un número suficiente de ellas, podríamos estar ante una información escasa. ¿Falta de interés o incapacidad?
Se sabe que la información es algo que todos demandamos y que internet la ofrece toda o casi toda. Pero, aun a costa de que se me tilde de “antigualla” cuando las cosas se ofrecen “in situ”, se consigue que dejemos de ir mirando a la pantallita del artilugio de turno y disfrutemos, al cien por cien, de la naturaleza.
Obviamente, también cabe la posibilidad de contratar los servicios de guías profesionales -guías de senderos- y eso sería una gran opción a valorar, pues se estaría optando por favorecer la creación de puestos de trabajo para recibir una información profesional, adecuada y puntual de lo que se visita.
Desafortunadamente no siempre se está en disposición de contratar tales servicios, así que volver a pensar en demandar mejor información en los puntos de interés, recobrar su importancia. Sugiero que, desde el área de Turismo de nuestro Gobierno, Cabildos, Ayuntamientos y grupos de caminantes, se acometiera un trabajo exhaustivo de campo para ver las necesidades reales que requieren la implantación de una señalética acorde con la demanda de información. Y, de camino, se estaría contando con personal de formación en Turismo -desde que a alguien, en no sé qué Organismo, se le ocurrió eliminar la necesidad de contar con los Técnicos en Empresas y Actividades Turísticas para dirigir les establecimientos del ramo (Hoteles, Apartamentos y Agencias de Viaje), estos estudios han ido siendo menos demandados-.
Señores y Señoras que gestionan lo público, ya va siendo horita de que empiecen a levantar la cabeza y otear el horizonte de las necesidades. ¡Son muchas! Pónganse unas chanclas con calcetines blancos y pantalón corto, blusa hawaiana, cámara réflex -perdón por la caricaturización carnavalesca- y caminen por sus lugares de responsabilidad -campo, playa y/o monte-. Comprobarán por Ustedes mismos, lo que se puede necesitar en materia informativa para el turismo. Después, contraten a técnicos en la materia y déjense aconsejar. No basta con poner carteles grandilocuentes a la entrada de las poblaciones (“ciudad monumental”, “una de las ciudades más bonitas de España”, etc.).
¡Eso no es señalética!, simplemente es ¡publicidad política!