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Tabaquismo y hostelería

viernes 29 de abril de 2022, 07:00h


Leo que la patronal hostelera y la asociación de restaurantes de Alicante piden que se levante el veto al tabaco en las terrazas porque, dicen, "forma parte del protocolo de compartir una buena mesa y eso hace que se acompañe con una copa y un licor”. Espero que la patronal hostelera de nuestra comunidad sea más responsable y, si se le ocurre seguir el camino equivocado de sus colegas en Alicante, al menos alegue motivos de mayor peso, tanto científicos como sociales.

Fumar no puede formar parte de ningún protocolo de buenas prácticas como se pretende desde el sector de la hostelería, principalmente. Una práctica que en España causa la muerte directa de unas 60.000 personas al año no es una costumbre inocua y, por lo tanto, ni puede ni debe banalizarse, ni tampoco normalizarse. Los empresarios hosteleros harían bien en entender que el tabaquismo es el problema de salud pública más grave de España y la primera causa de muerte prematura evitable y, por lo tanto, actuar en consecuencia, sumándose al famoso objetivo de la declaración EndGame (Final de la partida), que prevé una prevalencia de fumadores inferior al 5% en 2030 en nuestro país.

Los expertos llevan años denunciando los graves efectos para la salud que tiene fumar. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que el consumo de tabaco es responsable del 90% del cáncer de pulmón, del 95% de las muertes por enfermedad pulmonar obstructiva crónica, del 50% de la mortalidad cardiovascular y del 30% de las muertes que se producen por cualquier tipo de cáncer. Sinceramente, no puedo entender que los hosteleros quieran seguir blanqueando una pandemia silenciosa, para la que no existe vacuna, pero sí prevención a través de la actuación de la ciudadanía en su conjunto.

En las últimas semanas hemos conocido algunas de las medidas que el Gobierno plantea incorporar a la nueva Ley de Tabaco, que debería aprobarse antes del final de la legislatura. A la prohibición de fumar en las terrazas se uniría la posibilidad de hacerlo en el coche, en espacios al aire libre como playas o recintos con gran afluencia de personas, alrededores de centros escolares, etc. También se apunta a la posibilidad de un importante aumento de los impuestos al tabaco para elevar su precio y desincentivar su consumo. En este sentido, según el portal especializado en datos Picodi, los españoles fumadores gastan 1825 euros cada año en tabaco, lo que supone alrededor del 11% de sus ingresos netos anual. En Australia, por ejemplo, cada paquete de tabaco con 20 cigarrillos cuesta unos 24 euros, 21 en Nueva Zelanda o 13 en Irlanda y Reino Unido. En España, el precio medio se encuentra en los cinco euros, por lo que parece evidente que hay margen para intervenir en esta línea.

Todas las medidas pueden ser efectivas para reducir la prevalencia del consumo de tabaco en nuestro país, que se sitúa en la actualidad en un 30% de la población, aproximadamente.

Pero la medida más importante, sin duda, y a la que deberían destinarse la mayor parte de los recursos es a concienciar y a educar a los más jóvenes para que las nuevas generaciones estén libres de humo, tabaco y nicotina. Los jóvenes que caen en la trampa del tabaco tienen su primer contacto con la nicotina a los 14 años. Es por lo tanto a esas edades, en los Institutos y a través de campañas de concienciación que hablen el mismo idioma que los adolescentes, donde las administraciones y la sociedad en general debe volcar sus esfuerzos si, de verdad, queremos un futuro libre de malos humos.

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