El nacimiento de los paradores -resumo bastante- fue concebido como un establecimiento hotelero que sirviera de referencia en cuanto a las posibilidades turísticas que poseía un determinado lugar. Si en un punto concreto de España se consideraba que existían características para un desarrollo turístico y no se disponía establecimientos hoteleros que facilitara el que llegara a captarse una posible inversión turística, pues se planteaba la posibilidad de construir un establecimiento hotelero que sirviera como “lucero” que abriera el camino.
Los Paradores nacionales los veremos, casi siempre, en lugares pintorescos y de un atractivo especial. No veremos dos juntos a modo de hoteles de ciudad o de playa. Ese no es su fundamento. El Parador, como he dicho, buscaba llevar el Turismo allá donde no lo hubiera, pero que sí tuviera potencial para ello. Por esa razón suelen estar en un aparente aislamiento, aunque si nos fijamos bien, veremos que no es así. El estar aislado o solo en un paraje, nos indica que estamos en presencia de un lugar agradable y casi único. Por ejemplo en Tenerife, el Parador Nacional, se encuentra en el único sitio donde no veremos más hoteles: en el Valle de Ucanca, en el Parque Nacional del Teide. Y, si observamos la situación de todos los de Canarias, veremos que siguen el mismo patrón. Esto es lo que vamos a encontrar, casi en su totalidad, cuando busquemos en el mapa el resto de Paradores de nuestra geografía española.
Los Paradores suelen mostrar entre sus paredes mucha información sobre la tierra donde está asentado. Viendo sus cuadros, muebles y/o hablando con su personal, podremos adentrarnos en la cultura que encontraremos en la zona donde se ubique.
Normalmente entre los servicios que se ofrecen, también degustaremos los platos típicos de la tierra a la que representan. Y, aunque al echar una visual a sus cartas o menús, se encontrarán platos similares, también se verá que el género con el que se trabaja es local o, por lo menos, representativo de la región.
Eso al menos creo que, en líneas generales, es como se lleva a cabo.
Mi gran duda, surge al tratar de unir el fundamento con el que fueron concebidos y la realidad que se observa hoy en día. La red de Paradores, da la sensación de que se ha convertido en una gran cadena hotelera al uso en nuestro País. Unos establecimientos que siguen gozando de un entorno envidiable -al menos por el sector hotelero de masas- pero que su concepto de hotel expositor ha ido sufriendo algunos cambios. Al menos, según mi apreciación. Me explicaré un poco para no confundir estas líneas con lo que pudiera ser una hoja de reclamaciones.
Yo he sido durante un largo tiempo, un cliente de Paradores. Cliente con lo que ellos llaman “carnet oro de amigos de paradores”. Quiero decir con esta aclaración que los he vivido y bien. Tengo que decir que siempre me he sentido bien atendido en los que he visitado, hasta el punto de que lo seguiré haciendo, siempre que pueda y la paga me lo permita. Pero no es de eso de lo que deseo hablar. Más bien es “lo que no he encontrado”, lo que inspira este escrito.
Soy de los que pienso que aún hoy, la Red de Paradores debería estar al servicio de la promoción de las zonas donde están construidos. Y, para ello, se ha de llevar a cabo una programación bien estudiada sobre todo lo que se puede promocionar desde cada establecimiento y de la Red en su conjunto.
Si hablamos de cultura gastronómica, lo suyo sería, organizar jornadas gastronómicas de los chef locales y de la cocina del lugar. Si me apuran mucho, podrían y, hasta casi me atrevo a decir que deberían, llevar la gastronomía de cada tierra por el resto de los paradores de España. A modo hermanamientos gastronómicos. Por ejemplo si hablamos del Parador del Teide -por seguir con el más cerca que tengo-, podría ir a comer unas migas si voy el día que visite ese establecimiento el chef del Parador de León, o viceversa si estoy por allá. Y, así cada semana o mes que se programara. Esta semana tocaría León, pero tal vez en la siguiente o a los diez días tocaría un cochinillo de Segovia. De igual manera el Puchero Canario con su escaldón de gofio, se podría degustar en el Parador de Segovia o en el de Chinchón, ¿por qué no? Es más, en la propia tierra de cada uno de los Paradores, se podrían hacer jornadas gastronómicas con jóvenes talentos locales a modo de su presentación en sociedad. Su sociedad. ¿Por qué no? Pero habría que proceder, no de forma aislada y puntual, sino con una continuidad y publicidad adecuada para que sirva como lugar de exposición de esa “avanzadilla” para la que fueron concebidos. A mí no me basta ya con que en la carta, de cada uno de ellos, haya platos o productos de la tierra.
Si por el contrario habláramos de literatura, tal vez, se podría dedicar un espacio, con una asiduidad parecida a la anterior, para una presentación de jóvenes literatos -y/o no tan jóvenes- y, de esa forma se seguiría hablando de la avanzadilla que se viene comentando. Se podría, en definitiva, llevar a cabo las jornadas canarias -segovianas, ibicencas, etc.- de literatura y/o poesía. ¿Por qué no?
Se podría seguir con muchos más ejemplos -pintura, historia, artesanía, etc.-, sobre sugerencias promocionales en defensa de lo que debería seguir siendo la Red Nacional de Paradores dentro de esa faceta, pero eso ya se le deja para quién/es tengan esa responsabilidad y cobren por ella.
En lo que a mi concierne solo les pido que no se conviertan en un hotel más en un lugar pintoresco. Ese nicho comercial, ya lo están empezando a cubrir los pequeños hoteles rurales y a fe mía, por los comentarios que me llegan y las vivencias personales, que lo están haciendo francamente bien.
Es conocido que todo en la vida tiene un coste y que en los Paradores ese aspecto también debe tenerse en cuenta en todo lo que se haga y/o se programe. Pero lo que yo he sugerido, aunque tenga un coste, también tendrá un beneficio. Y, además del beneficio más directamente relacionado con los costes de producción -todo lo expuesto no tiene que ser necesariamente gratis-, lo tendrá con lo que le reportará, en forma de promoción, a la zona donde estén construidos. Precisamente fueron concebidos con esa finalidad. ¿Por qué razón no debería seguir siendo así?
En cualquier caso, hablemos de costo económico o de costo promocional, siempre habrá quien desee hacerlo y la Red de Paradores Nacionales, no debería perder la oportunidad de continuar con su labor de “gastadores” del Turismo local y nacional”.
Señoras/es regidores de Paradores Nacionales, aún se está a tiempo de seguir siendo locomotora en este sector de la producción que es el Turismo.
Al menos yo lo espero y lo deseo. ¿Por qué no?