www.canariasdiario.com

Patinetes eléctricos

Por Francesca Jaume
lunes 06 de diciembre de 2021, 07:00h

Uno de los debates que más se escuchan en la actualidad es el del recorte de las libertades públicas en pro del bien colectivo. A la dicotomía entre la libertad de expresión frente a otros derechos fundamentales -sobre todo el derecho al honor-, puesta de relieve con el uso masivo de las redes sociales para vertir opiniones e informaciones, se le ha sumado en el último año la disputa entre los que propugnan la libertad hasta sus últimas consecuencias y los que consideran que la salud pública es un bien colectivo que debe de prevalecer.

Cada vez que se ponen restricciones al ejercicio de una determinada actividad se levanta una polvareda de opiniones en sentidos encontrados. Y, aunque no se pueda comparar a la controversia existente en torno a la obligatoriedad de exhibición del pasaporte COVID para poder acceder a determinados sitios concurridos, el debate se ha vuelto a reavivar en torno a las medidas de seguridad implantadas para los usuarios de los patinetes eléctricos.

El uso de este práctico medio de locomoción para distancias cortas está siendo limitado por motivos de seguridad vial. Los patinetes han pasado de no tener prácticamente ninguna regulación legal a conllevar la obligatoriedad de uso de caso, la limitación de la velocidad, los controles de alcoholemia, la obtención de permiso de circulación cuando se superan los 25 km/h, la prohibición del uso de cascos con música y del teléfono móvil, así como la delimitación de los espacios por los que se puede transitar.

El motivo lo conocemos todos. Llevamos demasiado tiempo en que todos los días nos levantamos con algún incidente protagonizado por algún patinete eléctrico, ya sea en situación activa como pasiva, y, por desgracia, algunos de estos accidentes han terminado de la peor manera posible.

Como en todo, hay voces que se levantan contra la nueva reglamentación que condiciona a los usuarios de los patinetes eléctricos, con el argumento de que detrás de ello están la confluencia de intereses de la administración, que tiene afán recaudatorio con las multas, y de ciertas empresas privadas, como por ejemplo las aseguradoras y las que fabrican elementos de protección. En esta cuestión, me viene a la cabeza las palabras que nos decía el profesor de la autoescuela en la que me saqué el carnet de conducir y que me quedaron grabadas: “recordad siempre que lleváis una máquina de matar”. Desgraciadamente, los patinetes eléctricos se han convertido también en una máquina de matar y conviene minimizar riesgos ante daños que se convierten en irreparables.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios