Entramos por segunda vez en un mes de agosto conviviendo con una pandemia que está destrozando vidas y bienestar en el mundo entero. En agosto del pasado año, con el levantamiento del estado de alarma y con la caída de los indicadores de fallecidos, hospitalizados y contagiados, parecía que recuperábamos la normalidad perdida. Los gobiernos lanzaron mensajes llenos de optimismo, animando a disfrutar del mes vacacional por excelencia. Sin embargo, los datos de los meses posteriores nos devolvieron al duro escenario anterior. Todo fue un espejismo. El virus continuó haciendo estragos.
Este verano el mensaje que nos deja Pedro Sánchez antes de iniciar sus vacaciones viene cargado otra vez de optimismo y confianza en que las cosas mejoraran sustancialmente después del descanso estival. En esta ocasión hay argumentos de peso que avalan la confianza expresada por el presidente del Gobierno respecto al control de la pandemia y la recuperación económica.
Sin duda, el descubrimiento de las vacunas ha sido clave en la lucha contra el covid; en un tiempo récord el maridaje de gobiernos, científicos y laboratorios está siendo fundamental en los avances que están llevándose a cabo para devolver la normalidad a buena parte del planeta. Es cierto que debe mantenerse la guardia muy alta y que queda mucho camino por recorrer para recobrar escenarios anteriores de la pandemia, pero la senda está trazada y la normalidad más cerca.
En lo que se refiere a la recuperación de la economía, el empleo y la calidad de vida cabe ser razonablemente optimistas. De una parte, porque la política económica expansiva impulsada por la Unión Europea supone una inyección económica sin precedentes que ayudará decisivamente a salvar empleos, empresas y a robustecer el tejido productivo; y, por otra, porque el proceso de vacunación ayudará a la recuperación de la movilidad y, por lo tanto, del turismo.
La recuperación del sector turístico es importante para España y absolutamente vital para Canarias. La pandemia ha castigado a todas las economías, pero con mayor incidencia y daños en aquellas más dependientes, como en nuestras islas, de la recuperación del turismo dependen miles de puestos de trabajo y parte de la calidad de vida perdida.
En otro orden de cosas, las estrategias de los partidos políticos invitan a que reflexionemos en agosto acerca de las expectativas electorales que tiene cada uno de ellos ante las todavía lejanas elecciones generales. Pedro Sánchez y el PSOE sigue utlizando el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) como brazo armado científico para ilusionar a su electorado y, de paso, enfriar la euforia del Partido Popular; a José Félix Tezanos no le tiembla el pulso a la hora de concluir en su último trabajo --justo antes de las vacaciones-- que el Partido Socialista incrementa hasta 5,2% la diferencia con el PP. Los datos publicados por el organismo que dirige Tezanos contrarrestan --cuando no desmienten o contradicen-- los publicados por medios conservadores que amplifican convenientemente una encuesta de Gad3 que vio la luz casi en paralelo a la del CIS.
Para Gad3 el PSOE perdería 19 escaños; es decir, pasaría de los 120 actuales a 101. Su socio en el Gobierno (Unidas Podemos) perdería 12 de los 35 actuales, con lo que, según el citado estudio, la actual coalición de gobierno sumaria solo 124 escaños, incrementando el PP su presencia en el Congreso con otros 50 diputados --alcanzando así los 139 que sumados a los 37 que le otorga a VOX sumarían mayoría absoluta--.
A la vista está, unos y otros, gobierno y oposición, se han armado de razones para irse de vacaciones con las expectativas en alto. Las serpientes de verano --informaciones asociadas a agosto-- han sido desplazadas en esta ocasión por sondeos de verano que animen a unos y otros de cara al siguiente curso político.