Al Gobierno le ha salido mal la pataleta por el traslado de Ferrovial. Este asunto no ha estado bien gestionado. Entre otras cosas por la negativa del presidente a reunirse con los responsables de la empresa, por el ataque en tromba de los miembros del Ejecutivo y por la intromisión en los temas internos de la compañía, intentando influir en la voluntad de los accionistas. El resultado de la votación ha sido apabullante, por lo que la estrategia del ministerio de Economía puede considerarse un fracaso rotundo. Si hubiera sido al revés, hoy los editoriales estarían echando las campanas al vuelo. No han estado afortunadas sus señorías cuando acusan a los empresarios de antipatriotas y de no agradecer los millones que les han sido adjudicados desde el Estado.
Este es un argumento falaz que solo funciona en el seno de un electorado mediatizado por la ideología que mantiene a la lucha de clases como base de su política, y esto, en el mundo globalizado en que nos movemos, está bastante pasado de moda. No obstante, se pretende sacar algún rédito electoral de esta cuestión, a pesar del descrédito que supone para nuestro país en la escena internacional.
El ministro Bolaños no se cansa de decir que aquí acuden los inversores atraídos por las expectativas de crecimiento, como si estuviéramos en la Champions League de Zapatero. Hace tiempo que se está diseñando la figura del empresario malévolo como el gran enemigo de la patria, como si con esa estrategia se fueran a obtener beneficios políticos. Ese arrumbamiento del PSOE hacia su izquierda no le conviene, ni siquiera para luchar con el émulo que han fabricado en la figura de Yolanda Díaz. Así se abandona el centro y los valores constitucionales que habían sido el marchamo de ese partido durante la transición. Después se incendiarán las calles, como en Francia, y volveremos a ejercer el derecho democrático a provocar la inestabilidad.
Otra cosa: Iván Redondo dice que si Chimo Puig no logra formar gobierno en Valencia, el PP tiene un pie y medio en la Moncloa. Todo pasa por Podemos y por Yolanda, que se han convertido en el parche sor Virginia de Pedro Sánchez. Valencia es la tierra de las flores, de los trajes de Camps y del Bigotes, del acoso y derribo de Rita Barberá, de las ofrendas a la Cheperudeta y de los ninots indultats. España depende de la solidez de un puente de Calatrava, y ya se sabe que estos no son muy de fiar. La Mare de Deu nos vigila desde el cielo y ayudará a que las flores del Botanic vuelvan a florecer. De momento en TV3 no la sacan al mismo nivel que la virgen del Rocío, no sea que se vayan a cabrear los amigos de los países catalanes. España está que arde y no hay agua suficiente en Doñana para apagarla. Una tropa de ecologistas vocifera con la agenda 20/30 debajo del brazo, pero yo creo que sus gritos serán un incentivo para fortalecer a Moreno Bonilla. El PP ganará las elecciones quedándose quieto, o de perfil, que es como se dice ahora. A su izquierda se están destrozando sin que sea necesaria su intervención. Ya sé que esto no gusta escucharlo, que es mejor oír a Tezanos, pero es lo que hay y sería absurdo que me lo callara.
El rey recibe en audiencia a la aristocracia después de la poda que se ha hecho con los títulos franquistas. En compensación, una diputada de Podemos lo hace con la reina Leticia, vestida de republicana. Esto es un ejemplo de la diversidad que impera en nuestro país, donde los tontos seguimos siendo los que escribimos estas cosas y los listos los guionistas de Polònia, en TV3.