Más viejos y más enfermos
martes 29 de septiembre de 2015, 13:46h
Recientemente se ha publicado en The Lancet, una de las dos revistas médicas más prestigiosas del mundo, el informe del Global Burden of Disease Study 2013 (Estudio de la Carga Global de Enfermedad 2013), que ha estudiado la incidencia y prevalencia de 301 enfermedades, traumas y lesiones, agudas y crónicas, en 188 países, desde 1990 hasta 2013, así como los “Años Vividos con Discapacidad” (AVD) como consecuencia de las mismas.
De los datos del estudio se desprende que las personas vivimos más años, pero con más enfermedades y discapacidades. Para los países desarrollados, se observa un cambio de un mundo con enfermedades infecciosas a otro con enfermedades y discapacidades crónicas. Globalmente, los AVD se incrementaron un 42 % entre 1990 y 2013. Una de las conclusiones del estudio es que la mortalidad disminuye más rápido que la prevalencia de enfermedades debido a los tratamientos y más rápido que la discapacidad, que aumenta debido al envejecimiento.
Se ha detectado una enorme frecuencia de enfermedades y traumas, de las que solo una pequeña parte de la población no padece secuelas. La comorbilidad, padecimiento de varios procesos a la vez, creció, tanto con la edad como en términos absolutos, durante el periodo estudiado. Las secuelas agudas se relacionaron sobre todo con enfermedades infecciosas, mientras que las crónicas lo hicieron con procesos no infecciosos.
La causa primera de padecimientos crónicos en los países desarrollados está relacionada con el dolor, sobre todo dolor de espalda, de cuello, migrañas y otros procesos músculoesqueléticos. En segundo lugar encontramos los problemas de salud mental: depresión, ansiedad y esquizofrenia. Otras causas importantes son la anemia ferropénica, la pérdida de audición, la diabetes, las adicciones, la hipertensión, las enfermedades respiratorias crónicas, las alergias y los procesos oncológicos. Las causas infecciosas, en cambio, no se encuentran entre las más importantes y todas han disminuido, con la única de excepción del dengue, que no nos afecta en Europa.
Los resultados del estudio muestran que vivimos más, con más enfermedades y con crecientes problemas de discapacidad y, muy importante, cada vez hay más personas con múltiples enfermedades y secuelas. En 2013, solo el 4,3 % de la población global no padecía ninguna secuela o discapacidad y el 55 % de las personas de más de 80 años presentaba diez o más procesos discapacitantes. Pero, muy preocupante, en nuestro ambiente, en los países desarrollados, el 31,7 % de los adultos entre 20 y 64 años tenía cinco o más afecciones y secuelas.
Esta multimorbilidad tiene enormes implicaciones para los sistemas sanitarios, ya que conduce a un gran incremento de la demanda de asistencia y de los gastos relacionados con ella. Cada vez se deberá asignar más recursos al tratamiento de procesos y secuelas crónicos, cuyas tasas de aparición son superiores a la de mortalidad y, por tanto, cada vez tendremos más personas más viejas y más enfermas.
Necesitamos, por tanto, preparar nuestras estructuras sanitarias para este rápido incremento en la carga de multimorbilidad y discapacidad. Nuestros sistemas de salud deberían realizar una transición desde los actuales, concebidos para detectar y tratar enfermedades, a otros centrados en las personas y basados en la atención primaria y social, en la prevención y en la educación, que persigan evitar la enfermedad y el mantenimiento y la mejora de la salud personal y comunitaria.