Las revisiones visuales periódicas deberían iniciarse al menos a los 3 años, edad en la que se establecen las funciones visuales, un proceso que termina cuando se cumplen los 6 años aproximadamente. Por tanto, es muy importante realizar una exploración visual optométrica anual a los niños, sobre todo al inicio de cada curso. Ciertos problemas de salud visual, como la miopía y el astigmatismo, en ocasiones son similares, produciendo por ejemplo falta de concentración o un nerviosismo aparentemente injustificado.
Cuatro de cada diez niños usa gafas
Los chequeos rutinarios, sobre todo con ‘vuelta al cole’, son muy recomendables para evitar problemas de adaptación al colegio. Estas revisiones oculares son necesarias en el caso de los niños españoles especialmente, ya que son los que más gafas necesitan de toda Europa según las estadísticas. Concretamente, un 40 por ciento utiliza sistemas de graduación, superando la media continental, que ronda el 35 por ciento.
En concreto, 4 de cada 10 niños españoles las usan de forma habitual, muy por encima de la media europea, situada en el 34 por ciento. Por su parte, la mayoría de los padres –el 52%- desconoce que los problemas visuales no detectados a sus hijos, pueden derivar en fracaso escolar y, sin embargo, la familia, con el 63 por ciento, continúan siendo la principal responsable en detectar problemas visuales en los niños.