La chica que me llamó del CIS me hizo casi todas las preguntas sobre feminismo y ecologismo. No lo hizo sobre el precio del aceite, la amnistía, la relación de la política con el poder judicial o el crecimiento de la ultraderecha en el mundo occidental. Sin embargo, los últimos argumentarios del Gobierno dicen que estas cosas no preocupan a los españoles.
A la vista del cuestionario que me presentaron esto es verdad porque no existe opinión sobre aquello que no se pregunta. La chica que me hizo la entrevista fue muy amable y profesional, pero dudo de que pudiera sacar algo en claro sobre las cuestiones que realmente me interesan. Simplemente no tenían cabida en las casillas a rellenar que le habían preparado. Luego pensé: ¿es esta una forma de manipular las encuestas? Y la respuesta es que no, que las encuestas ya vienen preparadas de casa y sirven para comprobar que el estado de opinión que se ha creado ha calado suficientemente en la población.
Sobre la amnistía no se hacen preguntas, ergo es un asunto que a nadie le interesa. Algunos creen que son unas pastillas para la memoria, y algo de esto hay. Feijóo le ha dicho a Sánchez en el homenaje a Ordóñez que quiere institucionalizar el olvido. Esa es una obviedad puesto que amnistía viene de amnesia y ese es el olvido más absoluto. Menos mal que solo se amnistía un grado menor del terrorismo, aquel que no atente contra los derechos humanos. Nuestro ordenamiento jurídico concibe al terrorismo como una forma de subvertir el orden constitucional. Esta cuestión no parece estar muy clara pues existen organismos internacionales que reconocen el derecho de autodeterminación de los pueblos, a los que no les es aplicable ese delito en el afán de obtenerlo. Incluso usan la palabra amnistía para su denominación.
Relacionar derechos humanos con terrorismo, con independencia y con amnistía está bien traído. Es una forma de introducirnos en el buenismo del progresismo, que condena unas acciones y premia otras en función de sus simpatías ideológicas. Un clavo saca otro clavo. Es lo que ocurre, por ejemplo, con los atentados de Hamás, que han sido olvidados a medida que crece la acción genocida de Israel. Hoy publica El País un artículo del ex ministro de Justicia, Tomás de la Quadra-Salcedo, hablando de la actuación moral de los jueces, donde genera la sospecha de que estas cuestiones que planteo se resolverán en los tribunales teniendo en cuenta las tendencias ideológicas de sus señorías, como siempre se ha hecho.
El terrorismo es una palabra fea, y en España poco recomendable, pero, aunque nos cueste reconocerlo, ha sido utilizada como moneda de cambio para aprobar los próximos presupuestos generales. Amnistiar al terrorismo es olvidarse de él, sea en el grado que sea. El problema es que, con lo que tenemos sobre la mesa, no hay otra salida. Hay que estar loco para entender a este país. El CIS daba al PSOE dos puntos por encima del PP. Público, a los dos días, le otorgaba 116 escaños a uno y 153 al otro. ¿Quién dice la verdad? Como decía seña Rita en La Verbena de la Paloma, ninguno de los dos.
Muy seguro tiene que estar Sánchez para hacer estas cosas a las puertas de unas elecciones en Galicia. No le va a resultar lo de los plásticos, en recuerdo del Prestige, pues eso es llover sobre mojado. Galicia no le interesa. Creo que ha elegido la técnica de Simeone, ganar partido a partido, y soltar un poquito de lastre en cada jornada. Hoy toca lo del terrorismo, mañana lo del referéndum, y así, poquito a poco, se acabará la legislatura sin que apenas nos demos cuenta. Luego, cuando ya no haga falta, nos olvidaremos de todo y volveremos a aplicar un 155, haciendo de la necesidad virtud. Cuando eso ocurra ya de Yolanda no quedará nada, diluida en el debate de crear un partido destinado a salvar a la matria.
Si la chica de las encuestas me vuelve a llamar, en nombre de Tezanos, a buen seguro que no me preguntará por nada de esto.