Me he tomado la licencia de aprovechar la lectura de un Medio Isleño de las siempre perpetuas y cautivadoras Islas, en lo referente a lo redactado sobre el título arriba citado por D. Moisés Grillo.
Lo primero que se le ocurre a cualquier Columnista, es recurrir a las fuentes, y ninguna tan especial en este caso, como la Resolución del 26/12/2018, de la Dirección General de Carreteras por la que se publica el Convenio con la Comunidad Autónoma de Canarias en materia de Carreteras para el periodo 2018-2027, el cual, como cualquier Convenio que se digne, requiere el esfuerzo permanente de las partes partícipes.
Muchos de estos Convenios a lo largo de su vigencia, suelen ser víctimas de un mal llamado “inacción”, y la fuerza de lo “implícito”, que debería actuar como antídoto y que permanece en el acto administrativo del documento suscrito, apenas dispone de eficacia para actuar, debido a otros potentes (dígase en sentido figurado), “radicales libres”, llamada: “cláusula rebus sic stantibus” o “causas sobrevenidas”, imposibles de prever en la práctica, y que ocuparán un posicionamiento más ajustado en derecho.
Aparte, de una justificación más o menos jurídica, si se quiere, existen otras de carácter material de peso específico. Por ejemplo, la indisponibilidad de la suficiente liquidez para hacer frente a los iniciales 365 millones de euros presupuestados, y ello, sin contar con el incremento del mismo, por los posibles Modificados de Obra, ya, que no existe tales que se precien, que no los lleven aparejados.
Otra de las razones que avalan los retrasos en estos casos, además de los económicos, sería la posibilidad de la existencia de deficiencias técnicas en la redacción del proyecto ejecutivo que diera al traste con la realización de una obra tan compleja como se pretende.
No será la primera, ni la última vez, que las “groseras deficiencias” (no es mía la frase, sino del Tribunal Superior de Justicia de Galicia), echa a pique, por falta de vialidad técnica lo plasmado sobre planos, y no es por echar la culpa a los túneles, enlaces, etc.
Otro aspecto que pueda influir, es la coincidencia de distintas Administraciones Públicas y eventuales descoordinaciones típicas en este tipo de obras.
Por último, en el tablero de los “padrinazgos políticos”, no parece que sea el momento adecuado para arrancar obras de envergaduras. Extenso tiempo de ejecución para obtener rentabilidades políticas, problemas económicos actuales y de futuro, y sobre todo desacuerdos internos, desaconsejan acometer a corto plazo este tipo de aventuras.