La llegada de Sus Majestades los Reyes Magos anuncia el final de unas fiestas que han dejado ver en Canarias (¿esta vez sí?) ciertos visos de recuperación.
Comercios y locales de restauración de todas las Islas han visto sus negocios repletos y una de las frases de las navidades ha sido “pues parece que se ve a más gente por la calle”. También lo fue el año pasado, pero el clima político añade matices para unos y otros a ambos lados del tablero ideológico.
La realidad es que Canarias sigue empobrecida y lo seguirá en 2016, año en el que no creceremos más que nadie. No sabemos que pasará con los fondos del IGTE, pero ya parece claro que no resultará ser el maná que algunos profetizaban. Los intereses partidistas nos condenan como casi siempre.
Sin embargo, un aura de positivismo mezclado con litros de esperanza nos inunda en estas fiestas y nos hace creer en tiempos mejores, indudable motivo por el que el PP demoró de forma indisimulada la convocatoria de elecciones.
Dentro de dos días todo volverá a ser como antes, si no peor cuando con pesar miremos el saldo de nuestra cuenta. La felicidad de estas dos semanas dará paso a otras cincuenta de incertidumbre. Por lo menos, vale la pena para muchos.